El presidente de Pakistán, Asif Ali Zardari, ha asegurado hoy que la comunidad internacional "está perdiendo la guerra contra los talibanes" por haber "subestimado la situación sobre el terreno" y "no haber tomado consciencia de la amplitud del problema".

En una entrevista publicada hoy por el vespertino Le Monde --un día después de su reunión con el jefe del Estado francés, Nicolas Sarkozy--, Zardari asegura que "los refuerzos militares no son más que una pequeña parte de la respuesta".

"Para ganar el apoyo de la población afgana, hay que aportarle desarrollo económico y probar que podemos no solo cambiar su vida sino, sobre todo, mejorarla", señala el presidente de Pakistán, quien está convencido de que "la población no asocia la intervención militar con un futuro mejor".

A su juicio, la partida "está perdida si pensamos que existe una solución rápida".

La comunidad internacional debería planificar a largo plazo porque "el éxito de los insurgentes es el de saber esperar" ya que "tienen el tiempo de su lado", agrega Zardari, quien no cree, sin embargo, que los talibanes recuperen nunca el poder en Afganistán.

DOBLE JUEGO EN AFGANISTÁN

Sus declaraciones se producen tras la reciente filtración de documentos secretos estadounidenses que apuntaban a que Pakistán podría estar haciendo un doble juego en Afganistán, apoyando a la vez a las fuerzas internacionales en su lucha contra el terrorismo y a los insurgentes talibanes.

Zardari argumenta en su entrevista con Le Monde que los documentos desvelados se refieren a lo que piensan los poderes militares y políticos de Estados Unidos y subraya que los hechos que conciernen a su país son de un período anterior a su llegada a la jefatura del Estado de Pakistán, en septiembre de 2008.

El mandatario pakistaní se desplaza hoy a Londres, donde el próximo viernes se reunirá con el primer ministro británico, David Cameron. La reunión llega después de que el primer ministro británico hiciera unas declaraciones la semana pasada en la India en las que acusaba a Pakistán de "exportar terror" y cuestionaba la actitud de ese país con relación al terrorismo. Precisamente hoy, el primer ministro británico ha asegurado que no se "arrepiente en absoluto" de sus palabras.