El grupo que lidera el terrorista jordano Abú Musab al Zarqaui se atribuyó ayer la matanza en la ciudad iraquí de Hilla, en la que murieron 125 personas el pasado martes al estallar junto a un centro médico y un mercadillo un coche bomba conducido por un suicida.

En un comunicado, a través de internet, la Organización para la Guerra Santa en Irak califica a las víctimas del sangriento atentado de "apóstatas" que "habían vendido su religión y su honor" a los norteamericanos. Muchas de las víctimas eran aspirantes a ingresar en las fuerzas de seguridad iraquís.

Zarqaui se ha convertido en una pesadilla para el Gobierno interino iraquí, las fuerzas estadounidenses y la comunidad shií, los principales blancos de sus atentados. Washington teme que Zarqaui intente actuar en territorio norteamericano. Según un responsable de la lucha antiterrorista estadounidense el propio Osama bin Laden ha pedido a su hombre en Irak que extienda sus ataques a EEUU.

Por otra parte, el presidente de Ucrania, Viktor Yuschenko, anunció ayer que su país retirará a sus soldados de Irak durante los próximos ocho meses. La exrepública soviética ha desplegado a 1.650 soldados en el país árabe, y su retirada constituía una de las promesas electorales de Yuschenko.