La clave del éxito de los productos de cerdo ibérico de la empresa Antonio Centeno SL es el uso de métodos artesanales en la elaboración de embutidos y jamones. Así lo expresa María Luisa Centeno, miembro de una saga que domina el oficio de la chacina desde hace más de 60 años.La firma familiar comercializa sus productos ibéricos en otras comunidades autónomas y en provincias como Sevilla, Huelva, Málaga o Bilbao, donde tienen una magnífica acogida entre los consumidores.Ahora es Antonio Centeno el patriarca de esta herencia familiar, atesorada antes por sus padres y sus abuelos en Zalamea de la Serena, un pueblo enclavado en medio de la comarca extremeña de la Serena muy conocida por la tradición en la elaboración de chacina de cerdo. Esta tradición familiar está tan arraigada entre los Centeno que ni siquiera pueden establecer una fecha de inicio de su tradición familiar porque no recuerdan quién fue el primero en dedicarse a esta actividad.Sin abandonar en ningún momento la forma tradicional de elaborar los embutidos y la salazón de jamones, la empresa Antonio Centeno SL utiliza todos los medios y la tecnología a su alcance para lograr los productos de máxima calidad y aplicar todos los controles sanitarios, de manera que lleguen al consumidor en las mejores condiciones. Antonio Centeno explica que la elevada calidad de los productos de su marca se basan en sus exigencias personales que pasan por unos estrictos controles de calidad en cada fase de la elaboración de los embutidos y la salazón de jamones, un objetivo al que el empresario le dedica el día a día, dice. Tanto el uso de la tradición como la tecnología son compatibles, añade María Luisa Centeno, lo que cuenta es el resultado: jamones y paletillas ibéricos y bodega gran reserva únicos en aroma y sabor, la insignia de la casa. Y una amplia gama de embutidos para satifacer los paladares más exigentes: salchichón de herradura y tipo fuet, chorizos culares ibérico y morcones y recomienda muy especialmente los lomos y lomitos por su delicado sabor.Por supuesto, para llegar a este resultado final que es la marca de Antonio Centeno SL, son necesarios e imprescindibles unos controles previos que empiezan con la selección de las mejores materias primas, sin las que no es posible alcanzar la calidad deseada. CONTROLESEl primer paso de estos controles es asegurar la pureza de la raza ibérica controlando la alimentación que no puede ser otra que la bellota de la dehesa extremeña. Este proceso sigue con el sacrificio y despiece del animal y la curación de los embutidos y jamones.El fruto de este esfuerzo es el "sabor de la tierra extremeña", explica Centeno, que además ha hecho de ese objetivo el eslogan de su marca.Ese sabor y de la dehesa extremeña, del cerdo criado con bellota en pleno campo, único por sus peculiaridades de color, textura y olor, es apreciado en todos los lugares a los que va, pero sólo es perfectamente reconocible y sólo se distingue en Extremadura, dice María Luisa Centeno. Aún así los ibéricos de la marca Centeno empiezan a abrirse camino en países europeos como Holanda y Suiza, con los que están estableciendo contactos para comercializarlos.