La antorcha recibió en Pekín el cariño que se reserva al necesitado. Como símbolo de la voluntad china de participar en el mundo, había partido en marzo de la capital hacia una travesía de 137.000 kilómetros. Durante largos tramos tuvo un organizado recibimiento hostil, con frecuentes gritos de "China avergüénzate". La antorcha circuló entre un mar de banderas rojas del que emergían gritos como "Vamos, China" y "Vivan los Juegos Olímpicos".

La demanda de banderas rojas se ha multiplicado por 30, según la prensa local, y es difícil ver una fachada o un comercio sin la suya. Se venden al precio popular de 10 yuanes (un euro) o se regalan. Los niños llevaban camisetas con ´I love China´. Salvo en contadísimas ocasiones, el nacionalismo chino tiene más de naíf, lúdico y familiar que de reivindicativo, lo que impide verlo como amenazante incluso en sus versiones más grandilocuentes.

El fuego partió de la Puerta Meridiana de la Ciudad Prohibida, antigua sede imperial, agarrada por el primer astronauta chino, Yang Liwei. El baloncestista, ciudadano modelo según el Partido Comunista e ídolo de masas, Yao Ming tomó el relevo a la altura del retrato de Mao Zedong. "Después de coger la antorcha, mi mente se puso en blanco y solo quise empezar a correr cuanto antes", dijo Yao.

Los mayores y nostálgicos coinciden en lo feliz que la jornada habría hecho al Gran Timonel, quien fundara el país en 1949 a escasos metros asegurando que China se había puesto al fin en pie. Es dudoso, sin embargo, que Mao hubiera permitido a Coca-Cola descargar de camiones a decenas de bailarinas con pompones que movían al son de la música tecno. El fuego rodeó la Plaza de Tiananmen y seguirá hoy su periplo pequinés hasta que mañana prenda el pebetero del estadio olímpico.

Sobre la ceremonia, Wang Ning, director del Centro de Operaciones de la Ceremonia, quien prometió unos fuegos artificiales "nunca antes vistos". El acto durará tres horas y media, contará con 50.000 personas y evitará la política. Se mantiene en secreto, como es habitual, el nombre del atleta chino que dará el último relevo.