Becky Hammon no se encuentra en Pekín por una cuestión de patriotismo. Dice que lo suyo es solo una cuestión de deporte, aunque para ser sinceros también es una cuestión de dinero. Firmó un contrato de dos millones de dólares por cuatro años con el CSKA de Moscú que incluía un bonus de seis cifras si se nacionalizaba rusa y ayudaba a este país a conquistar el oro. Su situación también se ha vivido en el bando masculino con el base Robert Holden, de origen estadounidense, al que el propio Putin nacionalizó por un procedimiento de urgencia tras firmar con el cuadro moscovita.

Hammon, nacida en Rapid City (Dakota del Sur), dice que habría preferido acudir a los Juegos con EEUU, pero que no había ninguna opción real. "No espero que todo el mundo lo entienda", cuenta cuando le preguntan. Pero en estos Juegos, luciendo el dorsal 7, se ha convertido en el referente de la selección rusa, que esta noche se enfrentará a España en los cuartos de final del torneo.

En el 2007, Hammon estuvo en la carrera final por el título de MVP de la liga femenina estadounidense. Y aquí llegamos al punto que ha empezado a levantar polémica a su alrededor, ya que Hammon puede convertirse en una pieza clave en Rusia para superar a la selección americana, lo que ha provocado las críticas de la actual técnico de EEUU, Anne Donovan. "Cuando juegas en EEUU vives en EEUU, pero si te pones una camiseta de Rusia no eres patriota".

Hammon, mientras, ha intentado limitar las implicaciones de su decisión proclamando abiertamente sus sentimientos. "Soy absolutamente y 100% americana. Amo a mi país y a lo que representa. Pero esta era una oportunidad única de cumplir mi sueño olímpico".