Los internautas chinos ya pueden consultar los informes de Amnistía Internacional sobre el calamitoso estado de los derechos humanos en su país o en qué embajadas ha organizado Reporteros sin Fronteras protestas simultáneas a la inauguración de los JJOO. China agrietó el viernes su gran muralla cibernauta tras las críticas recibidas por no ofrecer a los informadores extranjeros un internet libre. Levantó la censura no solo en el Centro Principal de Prensa olímpico, sino en todo el territorio.

La medida tendrá un efecto escaso: el idioma hace incomprensible esas páginas a la mayoría de los 253 millones de internautas chinos. Esas páginas tampoco se intuyen de gran utilidad para el trabajo de los periodistas acreditados, que al llegar comprobaron que algunas páginas seguían censuradas. El Comité Olímpico Internacional (COI) había prometido un internet libre. China lo había matizado en las últimas semanas: "suficiente", "aceptable"- En la práctica, hizo muy poco. Como en otros casos de expectativas frustradas, el asunto salpicó al COI, señalado como cómplice de la censura.

Al COI le han llovido palos desde que eligió a Pekín como sede olímpica. Siguen bloqueadas las páginas que China considera peligrosas. Eso incluye las de disidentes chinos, el exilio tibetano y Falun Gong, movimiento espiritual o secta destructiva, según las fuentes. "Se mantendrán bloqueadas las páginas pornográficas y las consideradas por China como subversivas o contrarias al interés nacional, y eso es normal en la mayoría de países del mundo", señaló Kevan Gosper, jefe de prensa del Comité Olímpico Internacional.