El alemán Jan Frodeno, ejecutor de esprint increíble en los últimos metros, frustró las expectativas del triatlón español en Pekín 2008, desplazando al cuarto puesto al favorito Javier Gómez Noya y al quinto a Iván Raña, superados también por el canadiense Simon Whitfield y el neozelandés Bevan Docherty.

El triatleta de Colonia, que se entrena en Sudáfrica, ni siquiera figuraba entre los candidatos. Parecía que se quedaba ante el ritmo impuesto por los españoles; pero dio un vuelco a la prueba y efectuó una demostración de fuerza que dejó atrás a sus rivales. Todos con más pedigrí que el germano.

El cuarto puesto de Noya, que ha ganado prácticamente todas las pruebas del año y que es el número uno de la temporada, y el quinto de Iván Raña suponen otra decepción para el triatlón olímpico español. No tanto por Raña, que padeció un descalabro cuatro años antes, en Atenas, cuando era candidato al podio. Pero sí por Noya, al que todos vislumbraban como una apuesta segura para el medallero.

Frodeno marcó un tiempo de 1 hora 48 minutos y 53 segundos. Cinco más tardó Whitfield y 12 Docherty, que superó en ocho a Gómez Noya y en diez más a Raña.

Momentos esperanzadores

Y eso que ambos formaron parte del protagonismo de la prueba. Estuvieron a tono desde el principio. Resguardando sus bazas. De hecho, mantuvieron el tipo durante el kilómetro y medio de nado. Gómez Noya tomó un buen ritmo y siguió la estela de los especialistas de la prueba, que dominó el neozelandés Shane Reed. Noya, en ese momento séptimo, sólo perdió tres segundos en la transición a las bicicletas. Algo más Iván Raña, que acabó en el puesto veinticinco, a veinte segundos del primer puesto.

El arranque de los cuarenta kilómetros sobre ruedas sirvió para equilibrar fuerzas. Pronto, los dos bloques divididos por el agua se unieron en el circuito ciclista. Hubo tirones. Es en este tramo de la prueba donde otros de los aspirantes, como el australiano Courtney Atkinson o el neozelandés Bevan Docherty debían manejar sus opciones para obtener alguna referencia respecto a los españoles. Especialmente sobre Gómez Noya, advertido ganador.

El británico Alistair Brownlee y el francés Federic Belaubre animaron la carrera en la primera vuelta. Noya estaba noveno. Pero los triatletas comenzaron a padecer los gastos del esfuerzo realizado a continuación. Aparecieron los primeros descolgados. El japonés Ryosuke Yakamoto alardeó de fuerzas en la segunda. Entró líder, ficticio, con sólo cuatro segundos de diferencia en relación a los auténticos candidatos. Entre ellos los dos gallegos, juntos, dosificando energías.

En la vuelta siguiente figuró el belga Peter Crodes, pero después fue su compatriota Axel Zeebroek, 57 del mundo, con el mexicano Francisco Serrano, 96, y el luxemburgués Dick Bockel los que se dieron a la fuga. Fue con el permiso del grupo, que no contempló en la terna ninguna amenaza. Su renta se fijó en los 33 segundos respecto al grupo en el que figuraban los atletas de España. Manteniendo el tipo.

El pelotón emprendió con 45 segundos de retraso la última vuelta en bicicleta. El mexicano perdió el rumbo de sus compañeros de fuga mientras el grupo empezó a acelerar. Era el momento clave. Zeebroeck y Bockel marcaron un tiempo de 1h 17:12 en la transición. Veintidós segundos después entró el mexicano. Y 45 más tarde el pelotón, liderado por Iván Raña.

Gómez Noya e Iván Raña afrontaron los diez kilómetros de carrera a pie entre la cabeza. A un buen ritmo. Lo que provocó la diseminación del bloque. De hecho, a los 3.000 metros ya habían puesto fin a la aventura de Zeebroek y Bockel.

A la hora de la verdad quedaron los aspirantes. Los dos españoles, el británico Brownlee, el australiano Courtney Atkinson, el canadiense Simon Whitfield, el neozelandés Bryan Docherty, el danés Henning o el alemán Jan Frodeno. Sin embargo, el fuerte ritmo impuesto por el propio Gómez Noya hizo el tramo decisivo selectivo. Raña sufrió para mantener el pulso de la carrera.

A falta de dos kilómetros y medio se definió el éxito. Noya, Docherty, Frodeno y Whitfield, que después de desfondarse había tenido tiempo de enganchar de nuevo con el trío de cabeza, se jugaron el triunfo en la última vuelta. Fue cuando Frodeno apretó a fondo. El español se estancó, con algunas molestias musculares, y se quedó fuera del podio.

Decepción por todo lo alto, pues, en una prueba en la que se esperaba, como mínimo, tocar metal, y muy probablemente oro. Y peor se ponen aún las cosas si pensamos que a falta de poco más de una vuelta, los españoles estaban perfectamente colocados en posiciones de oro y plata. Una lástima, y una medalla menos que nos aleja aún más al objetivo marcado, casi ya una utopía.