Los Estados Unidos ya están al lado del sitio que han estado persiguiendo desde el pasado 10 de agosto en Pekín, que no es otro que la final olímpica, paso obligatorio hacia la medalla de oro, que cada vez se aproxima más a una formación intratable también para Australia, uno de los pocos oponentes que podía hacer sombra a los americanos en estos Juegos.

La formación 'aussie' se enfrentó a los estadounidenses en un partido de preparación previo a los Juegos, en Shangai, y el marcador final de aquel choque (87-76) hacía prever un encuentro con mayores escollos que los cinco previos de la primera fase para los chicos de Mike Krzyzewsky. Y, efectivamente, durante la primera parte, el conjunto 'boomer' manejó la situación con solvencia y sin despegarse en el marcador.

Los yanquis pensaron que Shangai queda muy lejos de Pekín y que aquello ya había pasado al baúl de los recuerdos al mirar el marcador y comprobar que, en cinco minutos, ya marchaban a todo tren (14-5). Pero los oceánicos anidaban otras ideas en la cabeza: si habían competido en la metrópoli asiática no querían conformarse con menos en la capital del imperio oriental.

Un parcial de 7-0 devolvió a los americanos al escenario de los cuartos de final de los Juegos y les recordó lo que sucedió a orillas del río Yangtsé (15-12 m.6). Patente al límite del primer cuarto (20-17 m.8), que concluyó con un ajustado (25-24). La velocidad, la tremenda velocidad que imprimen a todas las acciones, mantenía por delante a los estadounidenses. Les impedía abrir brecha el esfuerzo defensivo de los australianos por mantenerles lejos de la pintura, por forzarles a terminar las posesiones con tiros de media y larga distancia.

La premisa básica para buscar las cosquillas a los 'NBA' de Pekín es procurar que evolucionen los más lejos posible del aro. En la bombilla, el físico de los estadounidenses resulta avasallador. En defensa lo usan como resorte para acaparar el rebote y, una vez han capturado la bola, lanzar contragolpes que alcanzan el aro rival a la velocidad del rayo. En ataque, para disponer de múltiples opciones de tiro en cada posesión, lo que les permite darse lujos a la hora de seleccionar los tiros de perímetro.

Australia trabajó para orientar los ataques americanos hacia la distancia y, mientras lo logró, el tanteador corrió igualado. Les habría venido muy bien que Kobe Bryant y Deron Williams no les endosasen cinco puntos en las dos últimas posesiones del segundo cuarto.

Bryant anotó un 'fade away' (un lanzamiento impulsado por un salto hacia atrás, que se aleja del aro), mientras que Williams conectó un triple de ultimísima hora. Australia podía haber entrado al camerino a siete puntos, pero se dirigió a reposar doce puntos por debajo (55-43).

Nunca se sabe, pero el partido quizás habría seguido un rumbo distinto al que trazó en la reanudación. Un rumbo, por otra parte, de sobra conocido, contemplado hasta la saciedad en estos Juegos: los americanos rompiendo un partido en un golpe de mano vertiginoso.

Estados Unidos reventó la eliminatoria entre el descanso y el final del tercer corte. Un parcial de 34-18 (89-61) enterró las esperanzas de competir que Australia había amasado en el primer tiempo. Los 'aussie' regresan a casa, como siempre, con la cabeza bien alta. Bryant y los suyos calientan motores para las semifinales.