Estados Unidos derrotó a Brasil por 3-1 y puso fin al reinado de los brasileños, los grandes dominadores de este deporte en los últimos seis años (dos campeonatos del Mundo, cinco Ligas Mundiales consecutivas, dos copas del Mundo y un oro en los Juegos de Atenas), que habían llegado a Pekín con varios jugadores pensando en la retirada con otro oro colgando de sus cuellos pensando en un final feliz.