España vio como Islandia le cerró de un "portazo" el acceso a la final en un partido marcado por la falta de consistencia de los de Pastor. La "roja", que ya había dado síntomas de debilidad en el torneo, pagó hoy un inicio funesto de partido y ahora ya sólo queda el bronce. En Atlanta y Sidney fue posible.

Islandia empezó protagonizando "un festival" ante una selección española permeable en defensa y que en ataque parecía haberse quedado todavía en el vestuario, ya que no hubo noticias ofensivas, ni goles españoles hasta el minuto cinco. Un bloqueo mental y ofensivo en toda regla.

Así las cosas, el equipo de Juan Carlos Pastor encajó un parcial de 5-0 en los primeros cuatro minutos y el entrenador vallisoletano paró el partido para espabilar al equipo en un tiempo muerto providencial. Y es que la selección española comenzó fría, eso ya había pasado en encuentros precedentes, pero hoy esa frialdad se acentuó y era puro hielo. España parecía "Iceland".

Cada vez que los islandeses llegaban marcaban y Barrufet sólo paró un balón en los primeros diez minutos. Únicamente jugando en superioridad numérica, hasta tres veces, España consiguió recortar distancias (8-7, min. 13). Fueron un alivio para España las tres exclusiones de los nórdicos ya que, de otro modo, difícilmente hubiera encontrado el camino para intentar equilibrar la balanza.

Islandia acribilló a contraataques a los españoles que, mientras tanto, fallaban goles claros, aunque el guardameta escandinavo Pall Gustavsson también puso de su parte. Sólo Juanín e Iker Romero acertaban en ataque, así que Islandia dio otro "tirón" camino del descanso (13-9, min. 23).

Carlos Prieto, hoy inspirado, empató a cuatro minutos del receso (13-13), pero España no consiguió ponerse nunca por delante. La ausencia de Alberto Entrerrios, que estaba "tocado", se notó en la línea exterior, así que España no pudo culminar su intento de reacción (17-15).

La sensación era que, a poco que mejorase, España acabaría llevándose el partido, pero es que los de Pastor no hallaban el camino, aunque David Davis salió en el avanzado y la defensa española en 5-1 mejoró fugazmente, al menos Gudjonsson ya no lanzaba con la misma facilidad.

Fue un espejismo. El partido adquirió un tono negruzco para España que no tenía el día en ataque e Islandia, además, se puso muy seria atrás. Con 30-25 en el minuto 50 el partido estaba en una cuesta arriba evidente y, además, justo en ese instante la "roja" se quedó sin Prieto por tres exclusiones.

España llegó a perder por siete goles y ya no hubo nada que hacer. Ni siquiera con David Barrufet inspirado se produjo un intento solvente de reacción, ni un amago. Nada. España se quedó a las puertas de la final. El bronce es ahora su techo.