Un gol de Hernanes en el minuto 78 y cuando Bélgica jugaba ya con un hombre menos permitió a Brasil arrancar hoy el torneo olímpico de Pekín 2008 con una victoria que, sin embargo, no evitó la pobre imagen mostrada por la "canarinha", impotente para superar y poner en serios aprietos a los europeos.

El seleccionador brasileño, Dunga, decidió alinear finalmente a Diego y Rafinha tras lograr la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) un acuerdo con Werder Bremen y Schalke 04, respectivamente, y apostó por una dupla atacante de muchos quilates formada por Alexandre Pato, que contó con la ayuda desde atrás del esperado Ronaldinho.

Sin embargo, estos nombres no fueron suficiente para que Brasil pusiese fútbol sobre el terreno de juego, donde exhibió una alarmante carencia de ideas ofensivas que propició la "canarinha" solo se acercarse con algo de intención a la meta belga en la segunda mitad, y a ráfagas.

El arranque del encuentro, de juego tosco, deslavazado e incluso brusco, no respondió a las expectativas creadas ante el debut de Brasil, que, pese a controlar la posesión del balón, no encontró el modo de romper la tela de araña belga tejida en el centro del campo.

Con el paso de los minutos, el dominio de la "canarinha" se fue intensificando ante una Bélgica que sólo cruzaba la línea divisoria en tímidos intentos, pero ni Lucas, ni Anderson, ni Diego hallaron la vía para surtir a Alexandre Pato y Ronaldinho y cuando el eje de la zaga, compuesto por Álex Silva y Breno debido a la lesión de Thiago Silva, probó con envíos largos fracasó de la misma manera.

En el minuto 26, con ambos guardametas aún inéditos, llegó la primera y única ocasión clara de la primera mitad, que no fue para los cariocas, sino para los europeos y de la mano de Fellaini, uno de sus jugadores más interesantes, que ajustó demasiado un tiro que se marchó rozando la cepa del poste derecho de Renan después de que el portero brasileño desbaratase en primera instancia un mano a mano ante Mirallas.

En vez de recurrir más a Marcelo y Rafinha en ambas bandas, por donde los belgas no mostraron tanta consistencia, Brasil se empeñó en buscar sin éxito por el centro a Alexandre Pato, lo que provocó que el único peligro para la portería de Bailly antes de que ambos conjuntos se marchasen a los vestuarios viniese derivado de los libres directos ejecutados sin demasiado acierto por Ronaldinho.

La segunda parte, sin embargo, comenzó de un modo muy esperanzador para Brasil merced a una internada de Alexandre Pato a los 25 segundos que concluyó con un disparo cruzado que se marchó a la izquierda del marco de Bailly.

En efecto, Brasil se mostró mucho más voluntariosa en los primeros minutos de la reanudación, encerró a Bélgica en su área y fue poniendo cada vez en más dificultades al guardameta del Genk, circunstancia relacionada con la mayor actividad exhibida por Ronaldinho y Diego.

Fue precisamente de las botas del nuevo jugador del Milan de donde partió la mejor oportunidad carioca, si bien Alexandre Pato falló en el remate cuando el estadio ya cantaba el gol brasileño.

Inesperadamente, Bélgica dio dos zarpazos a continuación, con un tiro cruzado desde la izquierda de Mirallas que no encontró la portería de Renan, primero, y con un intento en plancha de Vermaelen, después, que no llegó finalmente al balón.

Los europeos se animaron con estas aproximaciones al marco brasileño, aunque tuvo que volver a replegarse definitivamente cuando el defensa Kompany tuvo que abandonar el terreno de juego en el minuto 71 tras ver una discutible segunda tarjeta amarilla.

Dunga aprovechó entonces la superioridad numérica carioca para buscar mayor mordiente en ataque e introdujo a Thiago Neves y Jô en busca de ese objetivo, sin embargo, fue Hernanes quien le resolvió la papeleta con un tiro dentro del área que se coló por la derecha de Bailly.

Por delante en el marcador y un jugador más sobre el césped, a Brasil le bastó con aguantar y mantener a Bélgica lejos de Renan para anotarse un triunfo que, no obstante, sembró de dudas su futuro a tenor de la pobre impresión ofrecida por la que pasa por ser, junto a Argentina, la máxima candidata al oro olímpico.