Los nuevos campeones olímpicos Saúl Craviotto y Carlos Pérez Rial son una pareja perfecta, que se complementa con precisión en el agua y convive con armonía fuera de ella, y ambos alcanzaron la gloria olímpica justo cuando un palista tan talentoso como el catalán acertó a domar al 'purasangre' en el que se transforma el gallego.Pérez Rial podría ser un velocista, acumula fibras rápidas y su puesta a punto se adelanta siempre a la de sus compañeros, en igualdad de entrenamiento. En 500 metros de competición, repetía regatas con una salida explosiva, mantenía un ritmo alto hasta los 400 pero 'pinchaba' en los últimos 100.

Eso fue lo que pasó hasta que formó parte de una embarcación en la que Craviotto tomó el mando, y nunca mejor dicho, el timón. El catalán supo regular al 'purasangre', y el portentoso marca condujo el kayak camino de la gloria olímpica. Sólo el acierto pleno en la fórmula aplicada podría haber dado como resultado una medalla de oro en Juegos Olímpicos. Los dos son grandes kayakistas a nivel individual -Pérez Rial fue subcampeón mundial en 2006-, pero nunca habían suscrito logros tan meritorios.

Hasta ahora no habían hecho historia en barcos de equipo, pese a que se quedaron a las puertas de algunos hitos -Craviotto se quedó a un puesto de clasificarse con el K-4 para Pekín-, y de que en ocasiones tuvieron como compañeros a destacados palistas, como el K-2 que Pérez Rial formó con el actual campeón del mundo de maratón, el zamorano Emilio Merchán.

Pertenecientes a dos familias con tradición piragüística, la regata en la que se han proclamado campeones olímpicos habrá sido seguida en sus casas con la complicidad de quienes parecían ir en la embarcación; habrán contado el número de paladas con las que remaban con la misma precisión con la que lo hizo su entrenador, Miguel García. Ambos mencionaron a sus compañeros Javier Hernanz y Diego Cosgaya en sus primeras palabras tras proclamarse campeones olímpicos. Son bien conscientes de que ellos son quienes han venido a Pekín, pero que también podían haberse quedado en España por la decisión federativa que tuvo que elegir uno de los dos K-2 clasificados.

En su emocionado recuerdo tendrán hoy un espacio especial para otros dos compañeros y, a la vez, rivales dentro del equipo español: Fran Llera y Damian Vindel. Después de ganarles la plaza para buscar la clasificación olímpica en K-2 500, Llera y Vindel -sextos en Atenas'04- compartieron con sus 'verdugos' un K-4 que buscó sin éxito el pase para Pekín.

Saúl Craviotto (Lérida, 3 noviembre 1984) es un guapetón, de 1,92 de estatura, al que su atractivo físico le ha valido no pocas bromas por parte del resto de compañeros del equipo español. Los foros de internet referidos al piragüismo aparcaron, hace un par de temporadas, los debates sobre cuestiones deportivas para 'enredar' durante algunos días un supuesto idilio entre el catalán y la modelo checa Petra Nemcova. Él, aseguró entonces que "lamentablemente" aquello era incierto.

Carlos Pérez Rial (Aldán, 12 abril 1979) es un talento del deporte. Destacó en todas cuantas modalidad se decidió a probar. Era un gran futbolista, y sus entrenadores alaban de manera reiterada sus condiciones innatas para la práctica deportiva. Su habilidad es tal que, entre sus 'actuaciones' estelares, incluye "la bandera", con la que puede sorprender al acompañante al que sirva de guía en sus queridas Rías Baixas. "Perucho", como le conocen sus amigos, coge carrerilla, se aproxima a una farola, da un salto y agarra con sus manos el palo de la farola, eleva su cuerpo y lo coloca en posición horizontal.

El título de campeón olímpico le sabrá mejor a "Perucho" cuando pueda celebrarlo degustando unos mejillones de esos que le regala un amigo suyo de Aldán. El pontevedrés aseguraba en el inicio de su participación en los Juegos de la XXIX Olimpiada cuanto anhelaba unas latitas de estos moluscos, mientras insistía en convencer a Craviotto de que las playas de Islas Cíes, emplazadas frente a su Aldán natal, están consideradas "oficialmente" las "mejores del mundo".