Fabricado en Pontevedra y curtido en Santander durante diez años, el tándem que forman Fernando Echávarri y Antón Paz es genéticamente ganador. Reconocen que "para ser campeones en unos Juegos Olímpicos, primero hay que haber ganado uno o dos Mundiales, uno o dos Europeos". Y ellos lo han hecho: tras el diploma que consiguieron en Atenas (octavos), Echávarri y Paz fueron campeones del mundo y de Europa en el 2005 --títulos que les llevaron a ser galardonados por la Federación Internacional de Vela con el prestigioso premio Sailor of the Year-- y repitieron el título mundial el año pasado.

Se subieron juntos a un Tornado hace diez años, después de haberse cansado de los barcos en los que antes navegaban, cada uno por su cuenta. Paz también vio que no era un atleta nato: con la pértiga, llegó a saltar 4.10 metros de altura, pero un día se le rompió la garrocha y le tuvieron que dar cuatro puntos de sutura en la cabeza. Pareció una señal, y Paz se lanzó con el Tornado y con Echávarri, con los que entró en el equipo preolímpico español en 1999.

Fueron esparrins en Sidney-2000 para Fernando León y Ballester, y en Atenas-2004 recogieron el testigo de los oros de Atlanta-96. Con muchas ganas, porque en febrero del 2004 subieron por primera vez a lo más alto del ránking de esta clase de la Federación Internacional de Vela. El año siguiente fue dorado, con los máximos títulos en el Mundial y en el Europeo, y después decidieron darse un respiro.

Liberados de la presión

Echávarri se embarcó en la vuelta al mundo con el Movistar, y allí vivió uno de los episodios más dramáticos de su vida: el hundimiento del barco. El cántabro de nacimiento y gallego de adopción mantuvo la cabeza fría y filmó el rescate por parte de otro de los contrincantes. También aquí, en Qingdao, ha tenido la sangre fría, y así es cómo estos dos regatistas han tenido el mejor de los regalos de cumpleaños, que para Paz fue el pasado día 8 y para Echávarri, el 13.

Dos leo que se complementan muy bien. "Fernando es muy inquieto, siempre se mete al cien por cien en todo lo que hace", dice de él el tripulante. "Antón es el currante, es la entrega y el aguante", explica el patrón. Y su entrenador, que les conoce muy bien, les mira con cariño, porque "han aguantado bien la presión". De hecho, al cruzar la línea de llegada de la final hay algo que sintieron por encima de todo: liberación. "Llevábamos liderando el evento desde el principio y esto a veces te carga un poco más de presión", reconoció Paz, mientras Echávarri se reía, sin saber qué sentir ante su primera medalla olímpica, que encima es dorada.