Ya está, tía, ¡esto es una medalla, hombre!". La mirada que se dirigieron Gemma Mengual y Andrea Fuentes tras acabar su ejercicio libre en la final llevaba esa frase grabada. Tras ocho años de acumular éxitos en todos los campeonatos, la medalla olímpica, la que le faltaba a la natación sincronizada española, llegó por fin ayer en Pekín.

Era la décima de España, pero la primera para una modalidad dificilísima, que parece de terciopelo vista desde fuera, pero que es fuego puro dentro del agua. Es tan dura y tan difícil que Gemma Mengual ha tenido que esperar a los 31 años para desplegar su sonrisa de oreja a oreja en una cita olímpica. Andrea Fuentes, su nueva pareja en dúo desde hace apenas un año y medio, ha tenido la fortuna de llegar a los 25 años.

La medalla fue de plata porque las rusas se mostraron una vez más inabordables. Pero la distancia entre las dos sincronizadas se acorta. Las famosas Anastasias, Ermakova y Davydova --campeonas olímpicas y mundiales--, bordaron la rutina libre y los jueces, que ayer se mostraron generosos, las premiaron con siete dieces y tres 9,9. Un 10 también, la de la jueza española, arrancó el ejercicio del dúo catalán, que se quedó en el total de los tres días a menos de un punto de Rusia: 99.251 por 98.334. Por detrás, Japón se llevó el bronce, a más de un punto de España (97.167) y por delante de la decepcionada pareja china (96.334) de las gemelas Tingting y Wenwen Jiang.

MAS PLATA China emerge y Japón se consolida, pero las españolas están cada vez más cerca de Rusia. Mengual, Fuentes y sus seis compañeras de selección tendrán la oportunidad de demostrarlo de nuevo en la prueba de equipos, cuya final se disputa el sábado, en la que se da por segura, como mínimo, otra plata.

De momento, la que es segura es la plata de dúo. Desde que en el Europeo de Helsinki del 2000 la sincronizada española accedió por primera vez a los podios, las chicas de la entrenadora Anna Tarrés han logrado 31 medallas. En todas ellas ha estado Mengual, que ha sido en la piscina el corazón que bombea sangre a todo el organismo, el mismo papel que Tarrés desarrolla fuera del agua. "Gemma ha sido la española que más ha tenido que trabajar para tener una medalla olímpica", aseguró ayer Tarrés.

"Si en Atenas hace cuatro años fuimos cuartas y aquí segundas es porque hemos trabajado más, hemos acertado en las coreografías y hemos arriesgado al buscar cosas nuevas para cada ejercicio", aseguró una exultante Mengual, que se abrazó como una posesa a su compañera en el podio después de que Juan Antonio Samaranch, presidente dehonor del COI, les colgara la plata del cuello. Al lado de ambas, las Anastasias, que les han servido de inspiración para pasarse ocho horas en el agua cada día hasta conseguir el objetivo. "Cuando eres el mejor no tienes en quien fijarte. Nosotras, en cambio, nos fijamos en ellas, que son un 10", dijo Fuentes.

Una filosofía que Mengual comparte: "El objetivo principal era acercarnos a ellas, porque si miras hacia arriba siempre te aseguras un mejor resultado". "Con toda la presión y responsabilidad que teníamos hemos sido capaces de sacar una media de 9.9 en el ejercicio libre. Eso vale por todo, estoy emocionada", añadió Tarrés.