Hasta que uno está inactivo por causas no deseadas, como mi caída en el Tour, no valora cuánto le apetece practicar este deporte.

Llevo más de un mes mentalizándome de que veré la Vuelta a España como espectador, pero no dejo de pensar en cuánto me habría gustado que en la salida estuviéramos los tres últimos ganadores del Tour de Francia.

Va a ser la Vuelta ciclista soñada por la afición. Solo faltan Evans, Menchov y Samuel Sánchez. De las tres, la de Samu, como campeón olímpico, es la ausencia más importante.

Sin embargo, están todas las estrellas del ciclismo español, que ahora mismo son los principales referentes internacionales.

De antemano, veo favorito a Contador. Ha hecho una buena preparación y trae un equipazo. A Sastre, el segundo en liza, hay que conocerle: es de lo más profesional que puede haber.

Y a Valverde le pongo el tercero, porque lleva en forma desde marzo. No debe marcarse grandes objetivos: disfrutar e ir día a día. También espero ver delante a Igor Antón.

De los extranjeros, poca cosa. Gesink puede hacerlo bien, pero es muy joven y a Cunego hace demasiado que no se le ve a tope.

El recorrido no es muy duro ni hay emboscadas, pero tampoco etapas tan feas como la contrarreloj de Zaragoza del año pasado.

Creo que esta vez, con tres ciclistas españoles luchando por ganar la carrera de su país, la Vuelta va a enganchar a la afición.