El belga Tom Boonen reapareció en la Vuelta después de su ausencia en el Tour y los Juegos Olímpicos con una contundente victoria al esprint en la tercera etapa, disputada entre Jaén y Córdoba con 168 kilómetros de recorrido, en la que el italiano Daniele Bennati (Liquigas), le arrebató el maillot oro a Alejandro Valverde.

Boonen, doble vencedor de la París Roubaix, Vuelta a Flandes y campeón del mundo en Madrid´05, volvió a batirse con los grandes del esprint, y lo hizo de forma elegante, a su estilo habitual, con una potencia que doblegó al italiano Bennati, que tuvo el premio del liderato y del veterano Erik Zabel (Milram), mientras que el español Koldo Fernández (Euskaltel) fue cuarto.

Todo un ídolo en Bélgica, Boonen, de 27 años, saboreó un triunfo de prestigio después de un triste verano. Un desliz con la cocaína le apartó del Tour, y su país le excluyó de la lista olímpica. Le queda el Mundial de Varese y para ello se prepara. Sus entrenamientos deben ir por buen camino a juzgar por su exhibición en Córdoba.

PREVISION Hubo esprint, como estaba previsto, esta vez para especialistas puros, y se cumplió la sospecha de Valverde, quien predijo la pérdida del maillot oro en la capital cordobesa. El murciano pasó a la segunda plaza a 7 segundos de Bennati, que se trabajó dicho honor pellizcando segundos en los pasos intermedios. Boonen se instaló tercero a 10 segundos.

Carlos Sastre y Alberto Contador tuvieron que moverse ante la lluvia de ataques en el Alto de los Jerónimos, pero salvaron la jornada con la mente puesta en la contrarreloj de Ciudad Real, donde mañana tendrá lugar el primer examen de la Vuelta.

Hay que ser torero para lanzarse a un ruedo asfaltado de 168 kilómetros a 36 grados, pero el ejercicio del kamikaze es la única posibilidad para que triunfen los más modestos, y rara vez lo consiguen. Pues se lió la manta a la cabeza Manuel Ortega, del Andalucía, un jienense que salió de casa como un torpedo, con el sueño de estrenar su palmarés a los 27 años.

Un alarde de esfuerzo en solitario. Diferencias abismales, como los 15 minutos que abrió el andaluz en el kilómetro 46. Hasta que se puso a trabajar el Caisse D´Epargne del líder Valverde. Fue el principio del fin para el héroe anónimo, que empezó a ver las orejas al lobo poco a poco. El Liquigas mostró sus intenciones con Bennati arañando segundos en los pasos intermedios de Espejo y Córdoba, una clara intención de conquistar el maillot oro.

ARRANCA BETTINI El Alto de San Jerónimo (3), a 28 kilómetros de meta prestó sus cuestas para la batalla. Todo un campeón mundial y olímpico, Paolo Bettini, reventó la etapa con un arranque fulminante que le permitió neutralizar a Ortega y quedarse en solitario camino de Córdoba. Pero los grandes reaccionaron, primero con un salto de Iñigo Landaluze (Euskaltel), que arrastró a Valverde y luego a Davide Rebellin, el medallista de plata en Pekín.

Ya en la cruda y calurosa realidad, el grupo bajó los humos al italiano Paolo Bettini y decidió dejar los mandos a los arquitectos del esprint, a los que iban a luchar por el sombrero cordobés que distingue habitualmente al vencedor de etapa en la capital del Califato.

Los integrantes del Liquigas se pusieron al frente en la pelea de la alta velocidad, pero fue el Quick Step quien tomó las mejores posiciones bajo la pancarta de último kilómetro. Allí faltaba alguien ilustre en las llegadas masivas. Ese era el belga Tom Boonen, quien reapareció entre las altas jerarquías para conseguir una bonita victoria y recuperar moral y confianza. Así sonreía el belga en el podio con el sombrero cordobés.