La más pequeña de los cachorros de Isabel Preysler se convertirá durante el puente de la Constitución en la señora Verdasco, tenista por el que ha aparcado un futuro profesional muy prometedor. Discreta por demás, Ana Boyer (Madrid, 1989) aparece con cuentagotas en la prensa rosa. Aquí repasamos alguno de sus rasgos.

LA MÁS EMPOLLONA

Siempre ha sido considerada la más educada, responsable y madura de los cinco hijos de Isabel Preysler. Y la más inteligente, (no en vano se ha sacado dos carreras universitarias. «Soy la más empollona de la casa», bromeaba en una entrevista. Y a sus 28 años, a pesar de ser la más joven de la saga, Ana Boyer tiene una sólida trayectoria profesional y un futuro que parecía afianzado en lo laboral hasta que lo dejó todo por amor. «Por supuesto que creo en el amor para toda la vida», dijo en Hola al anunciar el enlace.

DOS CARRERAS

Ana se sacó en la universidad privada y religiosa de ICADE dos licenciaturas: la de Derecho y la de Administración y Dirección de Empresas. Hasta hace poco trabajaba en el prestigioso bufete de abogados Uría & Menéndez, uno de los más reputados de Madrid, donde en el 2012 había hecho prácticas y donde parecía que iba a continuar durante mucho tiempo, una vez encontrado su lugar en el mundo profesional.

DON DE LENGUAS

Antes, sin embargo, también dedicó un verano a formarse en una oficina del Banco de Santander en Nueva York y viajó a Brasil para trabajar en BTG Pactual, el principal banco de inversiones para Latinoamérica, lo que le permitió manejarse en portugués con la misma soltura que en español y en inglés, las dos lenguas que se hablan en su casa.

LAS CUENTAS DE MAMÁ

Con el tiempo, y sobre todo tras la muerte de su padre, el exministro de Economía Miguel Boyer, Ana se ha convertido en la encargada de revisar las finanzas de la familia. Ella revisa personalmente los contratos publicitarios que firma su madre, una vertiente extralaboral en la que tímidamente ha seguido sus pasos.

JOYAS Y CHANCLETAS

Si Isabel Preysler lleva tiempo siendo la imagen de Porcelanosa, Ana le ha puesto cara a firmas como Land Rover, Durán Joyeros, los caramelos Fiesta, las chancletas de Gisele Bundchen o Pronovias.

LÍOS POR LA HERENCIA

Las relaciones con sus hermanos por parte de padre, Miguel y Laura, son casi nulas. Hasta el punto de que Ana no acudió al funeral de la madre de ambos, Elena Arnedo, hace dos años. El distanciamiento se agrandó tras la apertura del testamento de Miguel Boyer, que mejoraba las condiciones de su viuda a la vez que constataba que apenas dejaba nada a sus hijos. Estos culparon a Preysler de haberle llevado a los números rojos. «Según a quién te arrimes, te arruina la vida», aseguraba dolido Miguel, economista de profesión. Con quien sí mantiene Ana una extraordinaria relación es con su hermana Tamara Falcó, que además de ser una de las cinco testigos que acompañarán a la novia, se está encargando de todos los detalles de la organización. El padrino de la novia será su hermano Julio Iglesias Preysler.

TOLERAR AL ‘PADRASTRO’

Quién sí estará en el Caribe, aunque tal vez no sea especialmente bienvenido, es el nuevo novio de su madre, el escritor Mario Vargas Llosa. Aunque ella desmintió desavenencias con su padrastro, con quien Isabel afianzó la relación apenas enterrado Miguel Boyer, se ha sabido que el trato entre ellos es mínimo. Fuentes cercanas a la novia aseguran que no le hace especial ilusión que acuda al enlace.

BODA EN LA ISLA

La boda será una ceremonia religiosa e íntima -solo 60 invitados, 30 por contrayente- y tendrá lugar en una isla del Caribe cuyo nombre no ha trascendido todavía. ¡Todo sea por preservar una suculenta exclusiva! Hacia allá volarán los hijos de Isabel Preysler. Sola falta por saber si Chábeli acudirá con toda su familia o también faltarán su marido, Christian Altaba, y sus dos hijos, que no asistieron al enlace de Julio José con Charisse Verhaert, en noviembre del año 2012.