Mumbai

INDIA

(1959)

Presidenta

Mann Deshi Bank

¿Recuerdan al economista Mohamed Yunus? ¿Aquel que ganó en el 2006 el Nobel de la Paz por haber impulsado un banco de microcréditos para gente sin recursos que luego fue acusado de convertirse en un instrumento de usura despiadada, de asfixiar a cientos de familias y de desviar fondos a paraísos fiscales? Pues sin tantas tormentas ni premios bombásticos, Chetna Sinha -presidenta y fundadora del Mann Dashi Bank, que proporciona microcréditos a mujeres de la India rural- llega ahora al panel de mando de Davos con un abultado currículum. Según esta entidad dirigida por mujeres, cada año se prestan servicios -de préstamos a pensiones y seguros- a 25.000 clientas; la tasa crediticia de retorno es del 98%; y tienen una escuela de negocios a medida para, por ejemplo, futuras ganaderas o panaderas, y un orden del día que va desde construir presas para luchar contra la sequía hasta redefinir el sistema de comercio para dar mayor peso a los granjeros.

El primer ladrillo de esta catedral, suele apuntar la propia Sinha, fue una frase tan pueril como «¿dónde está el lavabo?», que lanzó esta hija de ricos comerciantes al instalarse con su marido, granjero, en una de las zonas rurales más pobres del país. «Sal al campo y llévate un palo por si vienen los cerdos», le dijeron. «Aquel lugar necesitaba algunos cambios, como mi agenda: pasé de proclamar ‘abajo el capitalismo’ a trabajar para que hubiera lavabos, electricidad y transporte». Luego animó a un grupo de mujeres a formar una cooperativa de crédito con el depósito de sus ingresos para mejorar su economía. El banco de la reserva india, sin embargo, les negó la solicitud. ¿Cómo iba a dársela -les replicaron- si en los papeles en lugar de firmas había huellas dactilares? Cinco meses después volvieron con un desafío. Si lograban calcular la tasa de interés de cabeza y más rápido que el señor funcionario, ¿les dejarían constituirse en banco? En octubre, la revista Forbes recordaba los 20 años de la fundación de la entidad con un artículo titulado La cruzada silenciosa que celebraba lo que muchos cuestionan: que 200.000 mujeres hayan aumentado sus recursos e independencia es una gran noticia, ¿pero realmente bastan las herramientas del capital para luchar contra la desigualdad y la pobreza?