-La semana pasada entrevistamos al actor cacereño Alberto Amarilla, que le lanza la siguiente pregunta. ¿Como investigador, hacia dónde vamos?

-Hacia una sociedad de progreso que nos permitirá alcanzar grandes beneficios, pero el problema es que vamos a una sociedad individualista, y es necesario pensar en la visión de comunidad solidaria del mundo global para evolucionar en el buen sentido.

-¿Qué es ser científico?

-Intentar buscar una explicación a todo lo que no conoces. Preguntarte por qué, cómo, de qué forma. Ser tenaz para responder a las preguntas que la sociedad nos reclama.

-Acaba de recibir el Premio a la Investigación del Instituto de Estudios del Huevo por su trabajo en torno a la prevención y el tratamiento de esa alergia. Estudios como este abren fundadas expectativas de curación de esta reacción alimentaria infantil...

-En la actualidad el tratamiento experimental que se utiliza para la alergia al huevo es emplear dosis crecientes de clara, pero el problema es que su porcentaje de éxito es bajo. No está demostrado que sea un tratamiento efectivo, y además, para los niños que no responden es muy peligroso porque se desarrollan reacciones adversas que pueden terminar fatalmente con una reacción anafiláctica. Nuestro grupo de investigación, dirigido por la doctora Rosina López Fandiño, se marca como objetivo una nueva metodología: curar la alergia al huevo con huevo. Lo primero que hicimos fue fraccionar la clara de huevo en porciones tan pequeñas para que el cuerpo no las reconociera como algo en su conjunto malo sino que pasaran desapercibidas a nuestro sistema gastrointestinal e inmunológico. En segunda instancia nos preguntamos si seríamos capaces de inmunomodular, es decir, de que eso fuera capaz de cambiar las células alérgicas y convertirlas en células tolerogénicas. Y por último nos preguntamos: ¿esto es exclusivamente válido para el huevo o también podría servir para otros alérgenos? Por ejemplo, en torno al 60% de los alérgicos al huevo son también alérgicos a la leche, ¿podría ser un tratamiento efectivo para ambas alergias? respondimos a esas preguntas durante tres años de estudio y lo publicamos en 2017 en una revista de un alto índice de impacto y en base a esa investigación el Instituto de Estudios del Huevo ha decidido premiarlo, porque quizás hemos enfocado de una buena manera cómo el propio problema que es el huevo puede ser también la solución para el problema que es la alergia a este alimento.

-De modo que según usted, la alergia al huevo se cura con huevo...

-Efectivamente, se cura con huevo y con muchos años de investigación para saber cómo transformarlo de manera que se pueda utilizar como vacuna peptídica.

-La alergia al huevo es, junto con la de la leche, la más frecuente. Ser alérgico a estos productos implica tener que seguir dietas muy restrictivas pero, sobre todo, tener un elevado riesgo de reacciones (síntomas cutáneos, respiratorios, digestivos o anafilaxia) por su ingesta o por entrar en contacto accidental con el producto...

-Cuando un niño es alérgico a un alimento, el único tratamiento que existe en la actualidad, consensuado por la Academia Europea de Alergia e Inmunología Clínica, es la ausencia de ese alimento en la dieta. Eso supone que la familia de ese niño va a estar condicionada a revisar el etiquetado en materia de alérgenos. La alergia al huevo y a la leche en Europa es algo tan puntero que ha pasado de un 1,7% en 2007 a un 8% en 2017.

-Una niña de 9 años relataba así su experiencia: «Un día mi abuela estaba friendo filetes empanados con huevo para mis hermanas y sin querer dio la vuelta a mi carne, que se estaba haciendo en otra sartén, con el mismo tenedor que estaba usando para los rebozados... Cuando me comí el primer trozo, ya empecé a ponerme mala». Es tremendo...

-La alergia al huevo y a la leche es típica en niños menores de 10 años, superando los 10 años solo hay un 20% de individuos que no los han tolerado espontáneamente, pero ese 20% está condenado de por vida, y además está expuesto a reacciones anafilácticas que pueden ser muy manifiestas. Eso puede tener incluso una vertiente psicológica, sobre todo en los comedores escolares por el rechazo que pueden sentir los niños alérgicos. Es muy difícil para un cátering establecer una línea libre de alérgenos y cuando la establecen es necesario que esos niños estén aislados, no significa completamente emparedados, pero sí en una mesa aparte. Y esa exclusión social, cuando sucede en el colegio, en casa, genera una problemática que a lo mejor desde el punto de vista de la investigación, preocupados en resolver cómo se cura la alergia, tiene que ser también enfocada desde otro prisma, que es cómo ayudamos a estos niños. En Francia trabajé con el hospital Necker, y este campo sí que lo han abordado más desde el punto de vista psicológico.

-Por tanto es muy importante el papel de los psicólogos...

-Sí, especialmente en las alergias pediátricas.

-¿Es posible superar la alergia al huevo y a la leche en una semana?

-No hay ni un solo artículo científico que demuestre esa afirmación. Se han estudiado inmunoterapias muy rápidas, utilizando el alérgeno intacto, es decir, dosis crecientes de huevo, y se ha observado que se puede introducir el alimento, en el mejor de los casos, solo en un 15% de los niños; y ese alimento se tiene que estar consumiendo habitualmente de por vida. Si durante un pequeño periodo el niño no toma el alimento, vuelve a resensibilizarse aumentando la probabilidad de un shock canafiláctico, por eso tan importante es que los alérgenos no se utilicen íntegramente en el tratamiento de las alergias, que sean tratados, que sean procesados, que sean convertidos en péptidos para que su uso curativo sea duradero. Hemos estudiado un tratamiento en ratones, que transformado al humano podría suponer en torno a dos meses o tres, y después hemos conseguido que sin consumir alimento alergénico el ratón esté desensibilizado otros dos meses o tres más, eso significa que hemos logrado llegar a la tolerancia oral mantenida.

-¿Pero se puede curar?

-Se puede curar pero no con la estrategia de inmunoterapia oral clásica sino con nuevas metodologías, una de ellas, entre otras tantas que se están desarrollando, las vacunas peptídicas que se han aplicado en alergias al pelo de gato o a ciertos pólenes. Son péptidos concretos que cambian la inmunología.

-Es difícil generalizar y cada niño es un mundo, pero ahora mismo un padre con un hijo alérgico que le esté leyendo se preguntará ¿en cuánto tiempo podría curarse el pequeño?

-Para eso vamos a llevar a cabo el estudio, habrá grupos controles que nos permitan establecer la terapia mínima. En unos tres meses podríamos llegar a la resolución de las fases clínicas.

-¿Se está creando una falsa alarma en torno a la leche, por ejemplo?

-La leche es un alimento muy completo, perfecto, tiene una estructura coloidal que protege perfectamente las micelas de caseína, el calcio... Hay gente que dice que somos el único animal que seguimos bebiendo leche, pero es que somos el único animal capaz de viajar a 300 kilómetros por hora, que tenemos teléfonos móviles, Ipad o wifi.

-Hay mucha gente que piensa que es alérgica y no lo es...

-Hay un 10% de la población que es realmente alérgica a algún alimento y un 30% que piensa que lo es, según un informe de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria y Nutrición de 2014. Creer no es serlo, porque serlo se fundamenta en una serie de pruebas diagnósticas. Eso significa que hay un 20% de la población que está equivocada y que está dejando de tomar alimentos altamente nutritivos. Con ello estamos generando una problemática futura, porque por ejemplo, el no consumo de leche hace que desaparezca una enzima, llamada lactasa, que tenemos en nuestro intestino, que evolutivamente favoreció que esa gente que la desarrolló siguiese hacia adelante ya que permite metabolizar un azúcar como es la lactosa. Estamos generando una sociedad en la que va a haber un incremento brutal de la prevalencia de osteoporosis en madres en la etapa menopáusica en España; cosa que nos va a costar mucho dinero desde el punto de vista de la salud pública porque no supimos en un momento determinado de la historia, que es ahora, concienciar de que la leche era buena y no se debía abandonar.

-Según indican las estadísticas, el número de niños con alergias a alimentos crece, ¿por qué?

-Es una pregunta que nos hacemos todos. En los últimos 10 años las alergias alimentarias se han incrementado exponencialmente. ¿Por qué y cómo? Actualmente la única hipótesis que está realmente refundada y basada en la bibliografía científica es la de la higiene. Habla de que vivimos en una sociedad tan obsesionada por protegernos que nos olvidamos de enfrentarnos a ciertos patógenos que son necesarios para el desarrollo de la inmunidad en nuestro intestino y esto puede estar favoreciendo un incremento de alergias. En la actualidad la única hipótesis válida para el incremento de las alergias alimentarias es el aumento de la higiene, es decir, somos demasiado limpios.

-¿No puede ser que también estemos envenenando el planeta?

-Alimentos como el huevo o la leche llevan presentes en nuestra dieta cerca de 2.000 años. No han cambiado su composición y son los que menos procesados de nuestra mesa están. Si factores externos como contaminación, lluvia ácida o contaminantes industriales pueden afectar a la sensibilización a alérgenos alimentarios mi respuesta es que no he leído ningún artículo científico que diga eso. Lo que sí puedo decir es que el tipo de dieta que llevamos, altamente rica en grasas, favorece la sensibilización a alérgenos. Además, las grasas que tomamos y le damos a nuestros niños, bollerías industriales por ejemplo, favorecen la sensibilización a alérgenos. A lo mejor deberíamos intentar dejar de culpar al planeta de lo mal que está, que lo está eh, y pensar qué entra en nuestra casa, qué alimentos acompañan a nuestros hijos y si tiene sentido darles solo y exclusivamente alimentos procesados a nuestra sociedad infantil, es decir, batidos de leche procesada con azúcares añadidos y altamente rica en grasa, junto con una bollería con aceite de palma en vez de un bocadillo de jamón con aceite de oliva. Eso es lo que yo me preguntaría más que si hay muchos problemas en la capa de ozono.

-Este sencillo y barato alimento, culmen de la gastronomía universal, reúne todas las características gourmet del mejor manjar: retrogusto, textura, sabor, color... por lo que es difícil encontrar un alimento tan extraordinario. ¿Qué aporta el huevo a nuestra alimentación?

-Pese a la ovofobia que ha existido, es un alimento excepcional, que reúne -muy bien protegido- el mejor tipo de proteína que tenemos a nuestra disposición.

-Usted tiene una acreditada formación, en Extremadura, en la Autónoma de Madrid y de ahí al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), la mayor institución pública dedicada a la investigación en España...

-Ha sido una suerte trabajar para el CSIC porque su labor tiene una visibilidad internacional y puede ayudar a instituciones como los ministerios de Sanidad, Agricultura o Asuntos Sociales. El CSIC pertenecía al Ministerio de Educación y Ciencia, actualmente pertenece al de Economía y Competitividad. La ciencia no es competitiva, no es economía. La ciencia, basada en la inversión pública, se fundamenta en invertir el triple de lo que te va a producir, pero es necesario, porque si no invirtiéramos el triple de lo que nos va a producir finalmente en dinero, no incrementaríamos nuestros conocimientos teóricos que enriquecen al sistema educativo, a la sociedad y al país. De manera que desde mi punto de vista en la actualidad el CSIC está en un ministerio que no le corresponde.

-¿Y para investigar hay que marcharse fuera de Extremadura?

-Hay que marcharse fuera de España, no solo es marcharse de Extremadura. Es decir, no invito a que la gente se vaya, ni mucho menos, invito a que la primera parte de desarrollo de la época predoctoral se lleve a cabo en Extremadura, y la siguiente etapa de estudios posdoctorales es necesario llevarla a cabo en el extranjero, para finalmente reincorporarnos y que todo el conocimiento generado e incluido en nuestra formación sea aplicado a la institución de origen. Y eso se le ha olvidado a nuestro estado, que ha invertido mucho en formación para que luego otros países se beneficien de ella porque actualmente hay altos especialistas que no pueden volver a España.

-Y ahora se encuentra en el Hospital Monte Sinaí de Nueva York...

-Así es. El Hospital Monte Sinaí marcó las tendencias de investigación sobre alergia alimentaria. Cuando llegó el momento de decidir dónde formarse en una etapa posdoctoral quise rodearme de la excelencia del Monte Sinaí.

-¿Y qué opina del presidente Donald Trump?

-Opino que las cosas se pueden hacer bien, regular y mal y él las hace muy mal. Y no estoy de acuerdo con su política económica, social y de inmigración, pese a que probablemente su política de inmigración me ha beneficiado porque ha aumentado los visados para investigadores de intercambio de 35.000 a 300.000. Eso quiere decir que si eres bueno de calidad y no hay ninguno en Estados Unidos que pueda hacer lo que tú haces: ‘vente’.

-Usted es de Cáceres, hable de su infancia...

-Fue maravillosa. Estudié en el colegio público Prácticas. Jugaba mucho en la plazoleta de la calle del DNI; el fútbol nunca me ha gustado pero jugábamos a las canicas, a los tazos... Somos cuatro hermanos, yo el pequeño, así que me han tratado siempre muy bien. Luego estudié en el Norba y me convertí en un muy buen estudiante. Lo recuerdo como la mejor época que he vivido en Cáceres, conocer realmente mi ciudad y no solo mi plazoleta.

-¿Es Cáceres el lugar donde usted aprendió a amar la vida?

-Sí. Es el lugar donde aprendí a amar y, mientras mi familia viva aquí, seguiré amando.