-La semana pasada la cantante Rozalén protagonizaba esta entrevista y le lanzaba esta pregunta: ¿Qué es leer?

-Un proceso amplio que incluye no solo el entretenimiento sino el aprendizaje y la adquisición de conocimiento del mundo.

-Tiene una editora, ¿es un osado?

-Emprender en el mundo de las letras requiere cierta osadía y más desde que sabemos que con la crisis el volumen de ventas en el sector del libro se contrajo un 40%. Aún así quedan ciertos resquicios de resistencia que permiten realizar una labor que en toda sociedad que se crea democrática es necesaria.

-Como no se puede leer todo, hay que elegir, y elegir es editar...

-Esa es la labor del editor. En una época de sobreproducción, en la que las nuevas tecnologías han dado acceso a mucha gente a la imprenta, la labor del editor es cada vez más necesaria para elegir qué textos merecen la pena y actuar como criba. En mi caso, me interesa recomendar textos para conformar una sociedad mejor o que contribuyan al bien común.

-Se habla ahora de la necesidad de distribuir libros sin necesidad de cortar árboles, pero es indudable que el papel tiene su magia...

-Aunque hay nuevas formas de lectura digital, es cierto que el papel, que el libro tal como lo entendemos hace siglos, no deja de ser una tecnología competitiva y resistente. Pese a que en la Feria de Frankfurt los mil sabios anunciaron la muerte del papel, más de cinco años después de aquel vaticinio el libro de papel sigue aguantando, también por motivos románticos, porque al lector le gusta tener la obra en sus manos, no quiere que sea algo volátil sino un artefacto que haga volar su imaginación mientras sigue teniendo los pies en la tierra.

-Su editora lleva por nombre La Moderna, ¿qué es ser moderno?

-Un proceso que está durando siglos. La modernidad empieza con la Ilustración y con la Revolución Industrial y es en esa doble vertiente tecnológica y discursiva donde nos insertarnos: recoger todo ese legado que hizo del mundo un lugar más progresista.

-¿Los escritores de hoy son más valientes, tienen menos miedo a hablar?

-Hoy se escribe más que nunca, hay más gente que nunca escribiendo y más acceso que nunca a la lectura. No sé si eso convierte al escritor en más valiente, pero sí tengo la conciencia de que los autores de ahora son más inconscientes, sin que esto sea algo negativo: antes para escribir había una exigencia económica o tecnológica y los autores conocían muy bien la tradición. Ahora es posible escribir, leer y llegar a un amplio público sin que el escritor que lo hace conozca la tradición; se puede escribir poesía sin haber leído un solo verso de Lorca o de Miguel Hernández, por ejemplo; no digamos ya de Góngora o de Quevedo; eso antes era imposible.

-¿La literatura realmente orienta en la actualidad el pensamiento moderno o eso lo hacen las redes sociales?

-Tanto los escritores como las redes sociales son mediadores, es decir, un escritor recoge los temas o el repertorio de pensamientos que están disponibles durante su generación y los recicla, y en ciertos casos los mejora o los difunde de una manera personal. Creo que las redes sociales sirven también para ello. En La Moderna somos muy admiradores de las redes, nos servimos de ellas a menudo y creemos que su buen o mal uso depende de las personas, no del medio en sí. El escritor también será bueno o malo en función de cómo utilice su turno de palabra en la plaza pública.

-Y hablando del pensamiento moderno, qué poco avanzamos si a los refugiados, de entrada, los maltratamos y estigmatizamos...

-Nuestra labor con los libros es una labor de qué tipo de mundo queremos, por eso en La Moderna queremos ser altavoz de todas las voces, eso podría opinar desde el punto de vista de nuestro proyecto editorial, ahora, desde el punto de vista político, creo que lo que estamos haciendo con los refugiados va a ser estudiado en los libros de Historia como uno de los mayores crímenes cometidos contra la humanidad porque estamos dando la espalda a guerras muy crueles que, si no han sido provocadas por las primeras potencias mundiales, han sido permitidas o sus resultados les interesan. Y qué menos que ya que damos libre tránsito a las mercancías y a los capitales, demos también libre tránsito a las personas. Deberíamos hacer una política de acogida de refugiados de manera urgente porque vemos cómo mueren en el Mediterráneo. Es cierto que hay mucha parte de la sociedad civil que está dispuesta a acoger a esos ciudadanos, pero tenemos un gobierno y muchos gobiernos europeos, que bloquean esas salidas que ofrece la sociedad civil. España, y en concreto la provincia de Cáceres, tienen un problema gravísimo de despoblación, por eso me gustaría coger por los cuernos los dos problemas y darles una solución conjunta, es decir, traer a todos esos refugiados que están muriendo en la guerra de forma inocente y repoblar con ellos todos esos pueblos despoblados. Soy de Galisteo, un pueblo que está al lado de Granadilla, que fue despoblada por la construcción del pantano, y siempre fantaseo con la idea de repoblarla con los refugiados.

-Se refiere a la despoblación, pero Extremadura sigue teniendo otros déficits, lo vemos ahora con el tren. No obstante, hemos avanzado pese a la leyenda de la Extremadura negra sobre la que usted tanto ha estudiado...

-Lo que define a Extremadura es esa dicotomía entre el aislamiento, que está fuera del circuito industrial y de capitales, pero que al mismo tiempo la convierte en un sitio privilegiado para vivir. Es decir, aquí se vive con muy poco y se vive muy bien; pero si pensáramos que la supervivencia de Extremadura como un todo dependiera del acceso al circuito de capitales, la región debería funcionar como una sola ciudad, porque somos una población simplemente de un millón de habitantes, y en descenso. Si queremos tener alguna oportunidad de competición con el resto de comunidades y en el contexto de España y del resto de Europa, todos los pueblos deben unirse; y para eso el papel de las comunicaciones es vital, y el del tren, fundamental. Respecto a la Extremadura negra a la que hace mención, realicé una tesis doctoral en la Facultad de Filosofía y Letras de Cáceres durante cinco o seis años sobre la leyenda de Las Hurdes, que surge con Lope de Vega y que termina con el viaje de los Reyes Juan Carlos y Sofía en 1998, y por el camino pasan Buñuel con su documental, Unamuno, Larra... algunas de las figuras más importantes de las letras españolas; y todos contribuyen a configurar una leyenda, un imaginario tremendo, muy complejo y muy rico sobre la paradigmática pobreza de Las Hurdes. Creo que Las Hurdes es un espejo en pequeñito del resto de Extremadura y del resto de España, y además adolece del mismo problema que ha padecido nuestra región durante la democracia, es decir, tanto Extremadura como Las Hurdes se han quedado aisladas y las dos han recibido muchísimo dinero de Europa, pero no ha sido del todo bien gestionado. Es decir, todavía estamos a tiempo de gestionar bien ese patrimonio que estamos recibiendo e invertirlo de cara al futuro para cuando no lo sigamos recibiendo.

-Cambiando de tercio, entre otros muchos estilos, La Moderna ha editado poesía. ¿Es tiempo para la poesía, aunque suene manida la pregunta?

-Este tipo de preguntas aparentemente ingenuas y muy generales es necesario hacérnoslas constantemente. Siempre hay tiempo para leer poesía, y lo demuestra el boom de autores, que hay quien no los califica como poetas, pero que se leen más que nunca. Y aunque predominen discursos fáciles, pienso que ese boom demuestra que en este mundo acelerado, acostumbrado a un montón de estímulos por las redes sociales, cada vez nos cuesta más sentarnos, leer y asimilar un discurso complejo y sostenido en el tiempo. En este nuevo escenario, la poesía es una herramienta para condensar discursos potencialmente muy complejos en fragmentos muy breves de espacio y adquiere un papel importantísimo.

-Otro aspecto destacado de su producción es el feminismo, lo hemos comprobado en ‘Eva no tiene paraíso’. Y en ese contexto, el del feminismo, el del papel de las mujeres en la sociedad, ¿qué opinión le merece la sentencia de La Manada?

-El feminismo es tan importante que nos definimos como una editorial feminista desde el mismo título, porque tenemos nombre femenino. En este sentido me gustaría reivindicar la figura de Lidia Gómez, que es mi socia en la editorial y en la vida, y que se encarga de marcar la línea editorial en relación con el feminismo. En ese contexto está el libro ‘Eva no tiene paraíso’, de Patricia de Souza, que está dedicado a pensar el feminismo. Ahora acabamos de sacar una recopilación de artículos de Pilar Aguilar, todo un referente en el mundo del feminismo español, titulada ‘Feminismo o barbarie’. En relación a la sentencia, tiene una lectura doble, abunda en la indefensión de las mujeres porque da a entender que si no se resisten ante una violación la pena va a ser menor, pero si se resisten se arriesgan a que las asesinen después de ser violadas. La segunda lectura es que apunta sobre los jueces españoles, que, como decía el juez Garzón, no son lo suficientemente democráticos, no están lo suficientemente conectados con el progreso de la sociedad española. Y quizá esa transición que ha tenido España en lo político, en lo judicial todavía esté por realizarse.

-¿Estima una intromisión al poder judicial las declaraciones del ministro Rafael Catalá?

-Uno puede estar a favor o no de la sentencia, de las palabras o no del ministro. Hay que manifestar siempre un respeto absoluto por las resoluciones judiciales, ahora bien, como miembros de una sociedad democrática todos estamos facultados para ejercer nuestra libertad de expresión y el ministro la está ejerciendo en todo su derecho. Si políticamente es incorrecta o pertinente siendo ministro de Justicia, ahí podríamos considerar que no está siendo pertinente, pero pienso que la libertad de expresión está siempre por delante de todo lo demás.

-Realmente ahora estamos asistiendo a un cambio de mentalidad, donde la gente se echa a la calle para protestar por sentencias como esta, también por las pensiones, a la vez contemplamos una degradación política por la corrupción. ¿No sé si somos más demócratas con estas demostraciones populares o cómo se explica que el barómetro del CIS de esta semana siga situando al PP como la fuerza más votada en España?

-¿Existe hoy más corrupción, más maltrato que antes? seguramente no, pero ahora somos más conscientes del problema. Con la democracia en general podría suceder una cosa similar, somos más demócratas que hace 50 años, que vivíamos en una dictadura, pero el problema de España respecto a otras potencias europeas es precisamente que nuestra democracia es aún muy joven; es lo que nos lastra a la hora de tomar buenas decisiones, porque cuando estamos en democracia no basta con culpar de nuestros males al gobierno, porque somos nosotros los que estamos votando y los que no somos capaces de unirnos para formar una alternativa a ese gobierno. En democracia todos somos responsables de lo que está pasando. A este respecto podría nombrar una cita de nuestro libro de Pilar Aguilar que dice: «el pesimismo es reaccionario», es decir, si queremos considerarnos progresistas no podemos permitirnos el lujo de ser pesimistas sino optimistas para la acción, para la lucha y para la organización.

-Y ahora, una nueva aventura, la presentación de ‘Edipo Rey’, un libro que han editado y que es una joya, la adaptación de Miguel Murillo a la obra de teatro protagonizada por José Vicente Moirón. El trabajo se presenta el 23 en la Feria del Libro de Badajoz, y al día siguiente, 24, la obra se representa en el López de Ayala ¿Qué similitudes encuentra entre el contexto narrado por Sófocles y la democracia actual?

-El proyecto nace de La Moderna, se lo propone a la compañía Teatro del Noctámbulo y a Miguel Murillo para montar las imágenes del estreno de la obra en el Festival de Mérida sobre el texto de Murillo y hacer con todo ese material un artefacto nuevo. Esta nueva versión actualiza la lección de ‘Edipo Rey’. Hemos hecho una versión pensada para los que conocen el mito, pero también para los que no lo conocen. Muchos sabemos que lo que cuenta ‘Edipo Rey’ es una metáfora brutal sobre lo que debe ser el gobierno. Edipo es un monarca que toma una serie de decisiones y hasta el final no es consciente de los errores que por ello ha cometido; y cuando es consciente, toma consecuencias. Creo que esta obra encierra una lección indispensable sobre el buen gobierno. ‘Edipo Rey’ nos dice que el gobernante que comete errores por sus decisiones tiene que asumir las consecuencias. Y de lo que nos habla es de que la justicia debe ser ciega e igual para todos, incluso para el mismo gobernante. Y hoy eso no siempre se cumple, lo hemos visto con La Manada, lo hemos visto con los casos de corrupción.

-¿Que nuestros jóvenes no hablen de ETA significa que las generaciones que los hemos precedido hemos hecho algo bien?

-Es muy importante la superación de los traumas nacionales, pero creo que también es muy importante el conocerlos, el hablar de ellos y el analizarlos. La historia de ETA ha sido un capítulo sangriento y muy grave de la historia de España que todos tenemos que condenar y por suerte nos ha tocado vivir la reconciliación, y en ese proceso todas las partes deberían seguir sumando, porque no tiene ningún sentido que este conflicto siga generando más víctimas cuando ya hay una de las partes que ha anunciado su disolución. Que los jóvenes no hablen de ello puede significar que hemos normalizado la situación, pero puede ser una victoria parcial porque es muy importante que conozcan la historia, que hablen de ella y que la analicen en unos años, con más distancia, con más frialdad, porque si no lo hacen podrían estar condenados a repetirla. De hecho, si indagamos en otras víctimas, como las del franquismo, comprobaremos que están muy olvidadas, que apenas se habla de ellas y que todavía hay gente sufriendo porque aún no han encontrado la reparación y la justicia.

-Y para terminar, dicen que los jóvenes de hoy no leen, pero se beben a autores que arrasan en las redes sociales...

-Así es. Cuando hay adultos que dicen que los jóvenes de hoy no leen, lo que están queriendo decir es que no leen lo que a ellos les gustaría que leyeran. Esta convivencia entre adultos y jóvenes la entiendo como una negociación, y pienso que es muy importante negociar entre lo que queremos los adultos que los jóvenes lean y lo que los jóvenes quieren leer, definir entre las dos partes qué consideramos beneficioso leer para seguir mejorando nuestra sociedad.