Esta fábula distópica pero optimista, una especie de E.T., el extraterrestre con fondo de interrogación de la industria cárnica, merece claramente ser vista en pantalla (muy) grande. Pero hasta ahora eso solo ha sido posible en Corea del Sur, de donde proviene su director, Bong Joon-ho, y en algunas proyecciones muy especiales. Verla en casa tiene sus ventajas, eso sí: uno puede llorar a gusto en las partes más dolorosas, que mueven a convertirse en vegano con la fuerza de Babe, el cerdito valiente.