La francesa Emma Clit ha logrado llamar la atención sobre la carga mental que soportan las mujeres a través de dibujos sencillos colgados en su blog (emmaclit.com). Viñetas que desgranan situaciones cotidianas y generan comentarios del tipo: «¡Eso es exactamente lo que me pasa a mí!». Sus historietas tienen más de 200.000 seguidores en Facebook. Un éxito que ha llegado a las librerías. Massot ha editado en Francia los dos tomos del álbum Un autre regard (Otra mirada) que Lumen publica en España. Esta informática de 36 años, madre de un niño de 6, se presenta como «feminista y revolucionaria» y prepara más reflexiones de la carga emocional.

-Usted ha puesto imagen a la carga mental. ¿Quién habló por primera vez del concepto?

-Surge en el contexto laboral, y en los años 80 la socióloga feminista Monique Haicault lo retoma para hablar de la carga mental en el hogar. El trabajo de la casa no está remunerado y esa carga hace que perdamos independencia, libertad y poder.

-Si no hay nada biológico que lleve a las mujeres a ejercer ese papel, ¿por qué lo asumen?

-La primera razón es porque interesa que las mujeres sigan haciendo ese trabajo gratis. Es lo que permite mantener el sistema. La crianza de los hijos y el trabajo doméstico sitúan a la mujer en ese esquema. De hecho, a menudo la mujer aparece en los medios en su rol de madre y de ama de casa, mientras que a los hombres se les ve en contextos más valorados. Luego está el márketing capitalista: hay juguetes para niños y para niñas y así se vende el doble. Y luego está el modelo que mostramos a nuestros hijos.

-¿Su objetivo es dar herramientas para salir de ese modelo?

-Intento mostrar la importancia de los estereotipos, porque solo se busca una solución cuando hay un problema. No es inocente educar a una niña como a una niña y a un niño como un niño, porque de adultos sufrimos las consecuencias. Y doy pistas para una educación no sexista, siempre en situaciones concretas.

-Dice que la mujer es la «titular» de la responsabilidad doméstica. ¿Quién le ha dado este título?

-El patriarcado. No son los hombres a título individual, es una sociedad dominada por la clase masculina, que ha tenido el poder político y religioso durante siglos y ha mantenido el control sobre las mujeres, especialmente sobre su capacidad reproductiva, que es un poder esencial.

-¿Qué le lleva a dibujar una viñeta?

-Suelo partir de una situación social que me parece inaceptable, y que no se debe a una catástrofe natural sino a un sistema que coloca a una categoría de seres humanos por encima de otra. Cuando leo algo que me afecta y me digo «¡anda, no lo había visto así!», decido dibujar para traducir en imágenes mi reflexión.

-Entre los temas que aborda, está el sexismo en el trabajo y las dificultades para denunciarlo.

-Ahí entramos en un terreno emocional. Las mujeres suelen poner la comodidad de los demás por delante de la suya. Culturalmente no nos permitimos pedir a alguien que deje de hacer bromas sexistas para no colocarle en una situación comprometida. Como si estuviéramos socialmente programadas para ser agradables.

-A raíz del ‘caso Weinstein’, ¿están los hombres dispuestos a dar pasos?

-Algunos sí. Conozco cientos de historias de mujeres agredidas a las que se les pide que no hablen porque eso pondrá en apuros a un padre, un hermano o un amigo. Internet ha permitido superar ese intento de silenciarlo, pero hay que animar a los hombres a cuestionarse sobre su educación y su comportamiento sexual. Eso es duro para ellos.

-¿Cómo ven los hombres lo que usted refleja en su blog?

-He tenido reacciones positivas de hombres que están contentos porque les ayuda a intentar hacer las cosas mejor. Luego están los que rechazan cuestionarse y se sienten agredidos y los que se quejan porque dicen que les meto a todos en el mismo saco.

-¿Cómo nació su espíritu feminista?

-Cuando entendí que las cosas eran más complicadas para mí porque era mujer y no por una cuestión de mala suerte o porque no me desenvolvía bien. Vi que la solución era global, política.

-¿Su éxito le da esperanzas?

-Sí, porque hay muchas mujeres que no están nada politizadas que se han interesado, y también las hay que esperan soluciones individuales a un problema social.