El humor tiene que ser un puñetazo en la jeta», decía François Cabanna, fundador de las cáusticas Hara-Kiri y Charlie Hebdo, las publicaciones francesas que en los 70 abrieron paso en España a El Papus, Hermano Lobo o El Jueves. De aquel espíritu borde y contestatario, alejado de la corrección política que rezuma llamar novela gráfica a los tebeos, no queda casi nada en los quioscos. Pero la mala leche y la incorrección abunda en los fanzines. Paranoidland, ganador en esta categoría en el último Salón del Cómic de Barcelona, escupe ciencia ficción, terror, contracultura y mucho humor, mordaz y vitrióloco. Fanzines como Malavida, Rantifuso, Diletantes o Tartatatín también estuvieron presentes en la cita del tebeo por excelencia.

Paranoidland es un proyecto editorial que consta de 6 números publicados desde el 2015 de forma bimestral. Este fanzine ofrece continuidad y periodicidad, algo poco común en publicaciones de este tipo. La base de Paranoidland son cuatro historias principales publicadas por entregas que concluyen a la vez en el 6º número.

Estas son las cuatro sagas: Komando: Núcleo Accumbens, de Fran Fernández, es un relato de ciencia ficción en el que los criminales más peligrosos del mundo son reducidos e implantados en el cerebro de un huésped; Snufftube, de Bouman, un thriller terrorífico en el que una joven descubre una película snuff y sorprendentemente decide investigar; Sitcom infinita (Joaquín Guirao y Nacho García), relato psicodélico sobre una familia disfuncional que deja las relaciones parentales de Padre de familia a la altura de Heidi; y Pánico es una road movie protagonizada por dos pringaos envueltos en un misterio.

Bouman ejerce de portavoz de Paranoidland para confesar que «el diseño visual, sobre todo en las portadas, es deudor de los cómics de los 50, pero todo lo demás bebe de nuestra infancia», asegura el dibujante, y cita Cimoc, Totem, Creepy o El víbora.

Los culpables de este delirio son fans del underground americano y sus autores, como Robert Crumb, Daniel Clowes, Peter Bagge o Charles Burns. A nivel editorial reconocen su deuda con La Cúpula, madre del undergound en España.

Bouman reflexiona sobre la anunciada muerte del papel: «El lector de cómics sigue queriendo la opción física; claro que hay webcómics que se disfrutan on line, pero son pequeñas píldoras». Se muestra optimista con el futuro de la imagen y el texto impresos, y asegura que «leerse Agujero negro de Charles Burns o el nuevo de Superlópez en papel comportan experiencias diferentes a ser leídas en una tablet».

Este renacimiento del fanzine responde a la voluntad del comprador de tener entre sus manos algo exclusivo y minoritario, aunque se trate de económicas fotocopias. «En los 2000 y con la impresora en casa, salían fanzines de todos sitios. El boom ha menguado y en la actualidad tiene ese halo de pieza de autor […], por lo que creo que si no es de forma masiva será de forma artística, pero siempre habrá fanzines».

Paranoidland incluye también historias completas de autores invitados como Juarma, Luis Yang, Michael Perrino, Roberta Vázquez, Erica Fustero, Jomp, Néstor F., Alsina Mandarina, Víctor Lama, Álex red, Ramón Salas, Coco Escribano, Daniel García, Xavier Àgueda, Chico Morera, Anabel Colazo, Marc M. Gusta e Ismael Àlvarez. .

Los seis números se venden en un solo pack por 20€ en www.paranoidland.com junto a un imán de nevera y una chapa. La última entrega inlcuye unas gafas de 3D para ver en portada a los personajes de las cuatro sagas quemando fanzines en la calle. Viva el papel.