-La semana pasada la cantante Rosana era protagonista de esta entrevista y le envía la siguiente pregunta: «¿Cuándo fue la última vez que hizo algo por primera vez?»

-Doblar a la protagonista de una película de Disney.

-Es la suya una profesión que cada vez exige trabajar más deprisa y en salas deficientemente acondicionadas. Hay gente de su gremio que se queja de que están mal pagados...

-Al producirse un cambio tecnológico con el uso de programas digitales es cierto que trabajamos a mayor velocidad. Ahora ya no existe por ejemplo el cambio de cintas de las bobinas, y ese tiempo que se utilizaba para ensayar se ha perdido. Tenemos que ser más rápidos y nuestras interpretaciones, más instantáneas. En relación a que estemos peor pagados, en mi caso me rijo por el convenio colectivo de Madrid, ahí están marcados los sueldos y tanto hombres como mujeres cobramos lo mismo. Vienen estipuladas las categorías y el tipo de trabajo, pero sí es verdad que los sueldos no se han ido aumentando. Hace poco hubo una huelga de doblaje, mis compañeros consiguieron una serie de subidas, además del incremento automático del IPC, que es lo poco que se ha logrado tras 25 años.

-Conseguir que Homer Simpson sea también gracioso en español o mantener los juegos de palabras en series como ‘Modern Family’ es un reto para los actores de doblaje, ¿cómo lograr la misma hilaridad, alegría o tristeza de un personaje con otro idioma?

-Realmente conseguir que sea gracioso es trabajo del adaptador, que siempre busca que el juego de palabras se mantenga en castellano. Nosotros lo que hacemos es escuchar el original e interpretar los tonos que oímos en otro idioma al castellano; porque muchas veces si mantuviésemos la musicalidad del idioma extranjero, sonaría muy raro. El truco es escuchar y pegarse todo lo posible a la cara del actor o de la actriz.

-La tradición, los políticos y hasta ahora la falta de soltura de los españoles con el inglés ha fomentado una fuerte cultura del doblaje. España es junto con Italia el país donde más se doblan contenidos audiovisuales...

-Es verdad que en España o en Italia se dobla mucho, también en Alemania y en Francia. Lo que tienen en común muchos de estos países es que han tenido dictaduras en las que el doblaje se ha utilizado como herramienta censora. Aunque más alla de eso, pienso que se ha desarrollado una empresa que gusta y hay muchas personas que lo agradecen. Si se mantiene el doblaje es porque lo hacemos bien. Por ejemplo, en Praga apenas se dobla porque hay pocos actores mientras que en España se ha sabido cuidar esta profesión.

-Debe ser así, porque da trabajo a cientos de profesionales... ¿cuál es la clave para formar parte de ella de modo exitoso?

-Ser constante y tener mucha paciencia. Tienes que aprender la técnica del doblaje, convertirte en tu personaje de manera inmediata. Para eso hay que formarse en escuelas específicas, yo lo hice en Sevilla y luego en Madrid. Allí te enseñan cómo enfrentarte a una situación real, a una convocatoria, luego es ir probando, que confíen en ti e ir buscando la oportunidad haciendo pruebas. Es trabajar, que te escuchen y tener un poco de suerte también.

-¿Ver series en versión original mejora el aprendizaje, el conocimiento del idioma es fundamental?

-Veo muchas series en versión original, porque me gustan, pero sí es verdad que a la hora de doblar me ha perjudicado porque al entender tan bien el idioma me costaba mucho trasladarlo a un tono castellano. Y sí que tuve problemas al principio, sobre todo con el acento de los actores británicos, al que me pegaba mucho. En cambio, como entiendo muy bien lo que dicen, quizá puedo meterme mejor en la situación y llegar antes a sacar al personaje.

-También hay trucos, como la gestualidad del actor...

-Efectivamente. Eso ayuda muchísimo. La sincronía es importante aunque no tanto como la interpretación, de modo que la gestualidad del actor y mirarle a los ojos es muy importante, te lo dice todo. Te frunce el ceño o levanta un poco una ceja... son claves en las que nos tenemos que fijar porque le dan ese toque especial a la hora de doblarlo.

-¿Para ser buen actor de doblaje hay que ejercitar la interpretación?

-Hay que desarrollarla, ser actriz. Es fundamental. Puedes tener una voz muy bonita pero si no sabes usarla no sirve de nada.

-¿Cómo transmite las emociones?

-Intento concentrarme y disfrutarlo. Cuando me meto en el personaje pasa una cosa que me gusta mucho, y es que estoy en el atril, interpretando en este caso a Meg Murry, la protagonista de la película de Disney, y a lo mejor es una escena muy intensa y de repente se para el ‘take’, y hay un clic y dices: ‘¡Ay, que estoy aquí, que estoy en la sala con más personas y no me he dado ni cuenta!’.

-Además deben tener buena métrica y buena memoria...

-Sí. La retentiva también, el juego de ojos, el juego atril-pantalla; es muy importante ser ágil. Leer el texto y mantenerlo para poder estar todo el tiempo posible mirando a tu personaje...

-Y sensibilidad...

-Por supuesto. Hay que tener empatía, tienes que entender quién eres, por qué estás ahí y qué estás haciendo.

-De alguna manera el actor de doblaje aprende a mirar con otros ojos y hasta tiene algo de psicólogo...

-Lo que hacemos es analizar al personaje, aunque la ayuda del director es básica; pero luego tú lo tienes que ir interiorizando y es verdad que al final acabas psicoanalizando al personaje o a cualquier persona que te encuentras en tu día a día. De hecho me gusta la gente que gesticula porque las que no lo hacen no sé qué están pensando.

-Doblar es, además, una descarga de adrenalina...

-También. Cuando tengo que gritar, llorar o insultar es como, buuuuah, descargar, irte tranquila a casa (risas). Son picos de adrenalina que enganchan.

-¿La voz enamora?

-Por supuesto. Me he enamorado de muchas voces, y es inevitable; ya no solamente por el timbre, sino por cómo dice las cosas.

-Y eso que a veces te decepcionas. Te enamoras de una voz y al conocer a la persona, la seducción se va...

-Suele pasar con los denominados ‘timbres de galán’. Doblan a guapos y cuando los conoces piensas: ‘ahhh’ (más risas).

-¿Cómo se cuida la voz?

-Soy muy fan del propoleo en gotas, todos los días me tomo unas gotitas y más si algún día he estado gritando en sala y noto que me raspa la garganta. Y luego tengo mi pócima mágica que comparto con todos los compañeros que me lo piden: hervir jengibre, exprimir un par de limones y echar miel en la tacita. Intento no tomar nada químico y lo más natural posible. Y sí es verdad que empecé a correr, me aficioné al running porque me dijeron que eso aumentaba la capacidad pulmonar y al final me enganché.

-Hay voces inolvidables, Constantino Romero fue Robert de Niro, Nuria Mediavilla Cámeron Díaz, o Jordi Brau Tom Hanks. Ustedes hacen magia, de alguna manera...

-Es que esta profesión es muy mágica, porque al fin y al cabo acaba formando parte de tu vida. Muchas películas de alguna forma te llegan y a la persona que has escuchado dando ese mensaje es al actor o a la actriz de doblaje.

-Lo cierto es que es fascinante la historia del doblaje en España. Sus inicios hay que buscarlos en 1930 por un desconocimiento del idioma, el inglés especialmente. Durante el franquismo tuvo un efecto de propaganda y, por ejemplo, en el doblaje en castellano de ‘Mogambo’ (1953), Grace Kelly y Donald Sinden son hermanos y no matrimonio para evitar así el adulterio...

-Y al final fue peor el remedio que la enfermedad (carcajadas). Sí es verdad que la primera película que se dobló en castellano fue ‘Entre la espada y la pared’ en 1931 y lo que mucha gente no sabe es que el director de doblaje fue Luis Buñuel. Fue la Paramount la que quiso extender el negocio cinematográfico en Europa y se empezó a doblar, cuatro o cinco años antes de que llegase Franco y dijera: ‘Venga, vamos a utilizar también el doblaje, aparte de la prensa, la radio y la televisión, como herramienta de censura’. Y se cometieron fallos como en ‘Mogambo’, que acabaron liándolo más... con lo fácil que hubiera sido dejarlo tal y como estaba.

-¿Es el doblaje una contaminación de la película original?

-Es una adaptación que se hace para que un producto llegue a más personas en países que desconocen el idioma original. Más que contaminar, acerca.

-Y es verdad que acerca porque un actor de doblaje, Alfredo Díaz, puso a Nemo a buscar al malogrado niño Gabriel... El doblaje por un buen fin...

-(Se emociona). ‘Buscando a Nemo’ es una película que a todos nos llega y nos emociona. Este ha sido un gesto de buena voluntad, una forma muy bonita de ayudar.

-Usted hizo radio, estuvo en Onda Campus y en SER Badajoz, ¿qué le enseñó para su profesión?

-Me gustaba mucho, siempre buscaba cómo comunicar algo de una forma distinta. Y me enseñó que lo que realmente quería hacer era doblar. Me encantaba la idea de transmitir algo que está contado en otro idioma. Y me gusta transmitir, me pone los pelos de punta cuando alguien dice una cosa bien dicha y que lo hace con la voz. Es algo que me impresiona y que ojalá llegue yo a emocionar a alguien cuando me escuche.

-Usted se puso a trabajar en una tienda para pagarse la escuela de doblaje... ¿Cómo ve a su generación?

-Me incluyo dentro del grupo de los ‘millennials’. Dicen que somos unos inconformistas y que creemos que nos merecemos más. Somos una generación luchadora. Tengo amigos que están trabajando y estudiando a la vez. Creo que se nos han puesto a veces las cosas difíciles y hemos sabido buscarnos la vida. En mi caso sabía que quería esto, que la formación era cara y pensé: ‘Si es lo que quieres, tienes que trabajar’. Y me metí en una tienda porque había estudiado Comunicación y las condiciones como becaria que me ofrecían las empresas no me daban para poder conseguir mi objetivo.

-En mayo de 2017 la llamaron por primera vez (Prade made in USA), luego llegó HBO, Fox o Movistar+...

-El 23 de mayo me llamó por primera vez Eduardo Gutiérrez, que casualmente es también quien me ha dado la oportunidad en esta última pelicula de Disney. Lo normal en esta profesión es empezar cubriendo secundarios, ambientes... para ir haciéndonos a la sala, cogiendo confianza, perdiendo los nervios... He doblado mucho niño y mucha niña. Y de repente se me ha presentado esta oportunidad, que es un regalo.

-Y también trabajó para Netflix, la gallina de los huevos de oro para muchos actores de doblaje...

-A mí me ha dado mucho trabajo. Es una plataforma que está siempre creando contenido propio y que apuesta por el doblaje.

-Y al fin Disney, que debe ser el sueño de todo actor de doblaje... ¿Cómo fue esa llamada?

-¡Y al fin Disney! Cuando me llamaron para la prueba no me lo creía. La realicé, me dijeron que les había gustado y que querían que hiciese de su protagonista. Me ilusioné mucho, tuve algo de miedo porque no sabía con qué me iba a encontrar, porque Disney es exigente, pero al final el resultado es muy satisfactorio.

-Entonces ser voz de la factoría Disney es...

-Para mí es un sueño. Y ahora que lo he conseguido me toca seguir soñando, porque esta profesión es una gozada, te da la oportunidad de interpretar muchas vidas en una. Yo no digo: ‘Voy a trabajar’, digo: ‘Voy a grabar’.

-Ahora mismo le brillan los ojos...

-Sí. Porque esta es una profesión que llevo dentro. Y si no tienes ilusión, si no las amas de verdad, déjalo y dedícate a otra cosa.

-’Un pliegue en el tiempo’ está basada en el libro de la escritora Madeleine L’Engle y cuenta con un guión firmado por Jennifer Lee. Esta película de Disney narra la historia de una familia cuyo padre trabajaba para el gobierno y de repente desapareció. La hija, Meg Murry, es una joven adolescente que viaja a través del tiempo y del espacio en búsqueda de su padre perdido...

-Va a buscar a su padre y lo que que hace es encontrarse a sí misma. La película envía a los niños un mensaje de respeto, igualdad... es un mensaje que sale del corazón. Meg Murry es una guerrera, una chica inteligente, que no se quiere porque se ve diferente, le hacen bullying. El mensaje de esta película es que el amor puede con todo y que ser diferente no es malo, de hecho es lo que te hace único.

-Es un mensaje positivo, la moraleja de que todo es posible...

-Sí, todo es posible pero siempre que se haga con amor, con cariño, con respeto y con ilusión.

-La protagonista buscaba a su padre perdido... ¿Qué busca usted?

-Seguir dedicándome a esto, poniéndole mi voz a otras caras y emocionar a quien me escuche.

-Y para concluir esta entrevista, con ‘Un pliegue en el tiempo’ Disney reinventa a las hadas madrinas... ¿Cuál es la suya?

-Más bien es un hado madrino: Eduardo Gutiérrez, el director de esta película, mi padrino en el doblaje, quien vio algo en mí y quien me ha dado este regalo.Que alguien con una trayectoria tan grande como la suya cuente conmigo es para darle un gracias como la copa de un pino.