En poco más de dos años de fulgurante ascenso, Phillip Picardi ha conseguido convertirse en el director de la revista Teen Vogue, la edición de Vogue pensada para un público sensiblemente más joven, y en la que él aterrizó en el 2015. Picardi sucedía así en el puesto el pasado mes de enero a Elaine Welteroth, quien había sido la primera directora de belleza afroamericana de la publicación y segunda editora negra en la historia del grupo Condé Nast, que incluye cabeceras como Vanity Fair, GQ, The New Yorker o Glamour. Es el chico del que todo el mundo habla en Nueva York, destinado a suceder a Anna Wintour, directora artística de la editorial, editora jefe de Vogue y considerada una de las mujeres más influyentes del mundo de la industria de la moda.

Un cargo, el de director de la versión young de la revista, más que merecido después de ver como en tan poco tiempo ha conseguido un zambombazo editorial: ha logrado aumentar las visitas de la revista digital en nada más y nada menos que el 500%, hasta llegar a un promedio de 7,24 millones de visitas mensuales y más de 12 millones de seguidores en las redes sociales. Su éxito le ha llevado a estar en la última lista Forbes de menores de 30 años. Picardi tiene solo 26 y se ha convertido en la mano derecha de Anna Wintour que, absolutamente enamorada de este creativo, aparca su sobria medida del elogio y lo describe como alguien sencillamente «maravilloso». Y es que Wintour considera que Picardi ha sido decisivo para captar la atención de un público más joven.

Antes de aterrizar definitivamente en Teen Vogue (donde ya había sido asistente) fue el editor sénior de belleza de Refinery29. A pesar de su juventud, lleva buena parte de su vida trabajando, desde que inició sus estudios de Diseño en la Universidad de Nueva York. Sin embargo, lo que hizo que muchos ojos se fijaran en él fue un polémico artículo de opinión titulado Donald Trump is gaslighting America (Donald Trump está haciendo luz de gas a América) publicado poco después del día de las elecciones, lo que generó una terrible polémica.

Su llegada a Teen Vogue supuso ampliar el enfoque del medio, principalmente dedicado a la moda y la vida social de las celebrities, e incluir temas de igualdad de género, diversidad sexual y justicia social. «Entiende cómo piensan los jóvenes de hoy y es un gran activista, está muy comprometido», destaca de su protegido la propia Wintour, a quien le gusta cómo encaja en el momento cultural mientras abandera una campaña anti Trump. El pasado mes de octubre, Picardi anunciaba la puesta en marcha de una nueva publicación, Them, dispuesta a convertirse en la plataforma de la comunidad LGBTI (Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales).

Picardi se crió en una familia de profundas creencias religiosas y acudió a la Central Catholic High School. Confesar a sus padres que era gay no fue tarea fácil. Le enviaron, cuenta, a un terapeuta y le prohibieron que se lo dijera a sus amigos, sus vecinos y su hermano menor. No sirvió de nada. Phillip salió a la calle y alivió la jaula familiar comprándose un ejemplar de Vogue. Fue el principio de su pasión por el mundo de la moda. En su escuela ayudó a organizar un desfile solidario llamado Catwalk4Cancer que desde entonces ha recaudado más de 250.000 dólares.