Ya no será lo que era, pero en su momento ‘Orange is the new black’ contribuyó a diversificar los modelos de mujer admisibles en televisión. De entrada, su protagonista, Piper (Taylor Schilling), inspirada en la verdadera Piper Kerman, es bisexual, algo que no se presenta como tema tabú sino con plena naturalidad. Para quien aún no lo sepa, Piper entra en la cárcel tardíamente por haber traficado con drogas por sugerencia de una antigua amante: Alex (Laura Prepon), con la que se reencontrará en prisión. La serie de Jenji Kohan incluye a personajes lésbicos como la maravillosa Poussey (la también lesbiana en la vida real Samira Wiley, casada con una de las guionista) o transexuales como la menos maravillosa Sophia (la actriz trans Laverne Cox). Muchas mujeres posibles, muchas voces no escuchadas.