Eli Holzman se ha dedicado a convertir la realidad en un producto de consumo. O visto de otra manera, a pasear al espectador por mundos que a muchos nos resultan inaccesibles, siempre con la pizca de tensión y conflicto necesarios para que al televidente le cueste levantarse del sillón. A los 43 años es uno de los productores de televisión más reconocidos de Hollywood, una máquina inagotable de reality shows de éxito, por los que ha sido nominado en 11 ocasiones a los Emmy. Muchos de sus programas se han convertido en franquicias internacionales, como Project Runway, en el que compiten una docena de diseñadores de moda. En EEUU lo presentaba la top Heidi Klum y va por la temporada 16. En España acaba de estrenarse en TVE como Maestros de la costura.

Holzman se crio en el seno de una familia judía neoyorquina, pero su carrera es esencialmente angelina. Con solo 22 años estaba trabajando para Miramax Films, la compañía de Harvey Weinstein, el que fuera uno de los grandes popes de la producción en Hollywood hasta que docenas de mujeres lo denunciaran públicamente por abusos y acoso sexual. Holzman comenzó trabajando como asistente de Weinstein hasta que el jefe dio su venia para que pusiera en marcha Miramax TV, que acabó comprando Disney.

La telerrealidad estaba despegando y el neoyorquino estaba en el lugar y el momento adecuado. Holzman creo Project Greenlight, un reality en que varios aspirantes a director de cine compiten por rodar su primer largo, un proyecto en el que se embarcaron Matt Damon y Ben Affleck como productores. Y remató su trabajo con Project Runway, bastante más exitoso que el primero.

Supo saltar a tiempo del barco, antes de que el barro salpicara a la compañía de los hermanos Weinstein. Pasó una temporada trabajando para la productora del actor Ashton Kutchner, Kataylst Films, donde lanzó The Beauty and the Geek, aquel reality que emparejaba a mujeres hermosas con hombres más bien feos y con un coeficiente intelectual por las nubes. Se asoció en el 2008 con el productor británico Stephen Lambert para gestionar su propia compañía. De aquella sociedad nació Undercover Boss (El jefe infiltrado), en el que el jefe de una empresa se hace pasar por un trabajador más para ver cómo trabajan sus empleados.

Con The Pitch se adentró en el mundo de la publicidad y con Mystery Millionaire puso a multimillonarios a buscar pareja ocultando sus fortunas. Ha explorado también el mundo de los documentales. Dedicó casi tres años a The Seven Five, que explora la vida de un policía corrupto de Nueva York y más recientemente ha trabajado en Active Shooter: America Under Fire, una serie que analiza los grandes tiroteos de masas de los últimos tiempos o Leah Remini: Scientology and the Aftermath, que bucea en los abusos y la coacción del mundo de la Cienciología.