-Nuestra anterior invitada fue la actriz italiana Lucía Bosé, que le lanza la siguiente pregunta: ¿Por la piel pasa toda la vida?

-Por la piel de la que yo estoy hablando en este disco, más que pasar toda la vida, pasan todas las emociones.

-¿Qué arroja hoy su piel?

-Más bien está absolutamente perceptiva, a la espera de que lo mejor está por llegar, la mejor caricia, el mejor momento, nuestra mejor foto y nuestra mejor entrevista (dice con complicidad).

-¿Qué cree que arroja la piel de millones de mujeres de este país que consideraron la conveniencia de hacer una huelga feminista?

-Creo que ha llegado el momento en el que tenemos que empezar a darle forma a cosas que siempre se han hablado. Es verdad que en el mundo entero y en todo tipo de profesiones las mujeres cobramos menos que los hombres y tenemos otro tipo de posibilidades y otro tipo de oportunidades y que, además de todo eso, nos cuesta muchísimo más hacer lo mismo; pues considerando todo eso y que estamos en el siglo XXI, me parece que estamos hablando de una cuestión de justicia sin más.

-Usted es algo más que una cantante que compone canciones de amor. Tiene una parte de mujer comprometida; por ejemplo, llegó a ofrecer en 2009 entradas gratis a los desempleados. ¿Cómo ve este país?

-Estamos en un momento, pero no solamente en este país sino desde un punto de vista global, que ya hace rato que el mundo viene estando frágil y eso es preocupante. Hay más violencia a muchos niveles, más injusticia, más gente desfavorecida, un montón de cosas que hablan de la fragilidad por la que estamos pasando. Creo que habría que empezar a hablar menos y a ponerle más remedios. Hay más muros y más fronteras, cada vez queremos separar más, queremos más cosas que hablan de separarnos en lugar de unirnos. Si quitara algo del mundo a esos niveles sería precisamente las fronteras y las cosas que separan a los seres humanos.

-De su primer disco se vendieron dos millones de copias. Las 15.000 que se editaron el primer día se agotaron en una hora y media. Ha confesado que el éxito la descolocó...

-Es más difícil salir del éxito que del fracaso porque, al fin y al cabo, detrás de un fracaso y de un tropezón está el éxito, ¿pero detrás del éxito?

-Lleva desde finales 1996 en este negocio y no salió de un concurso de televisión. ¿Qué hay que hacer para mantenerse ahí?

-Bueno, un programa de televisión es seguir apostando por la música y es una alternativa que en paralelo te puede ayudar a exponer lo que haces; a mí nunca me pareció que el márketing fuera malo si lo que haces es exponer, sin inventarse y sin crear personajes.

-Usted es ya una cantante intergeneracional, no hay más que ver el tipo de público tan variado que asiste a sus conciertos. ¿Cómo ha evolucionado su música?

-Desde el principio hasta ahora viene a mis conciertos gente de cualquier edad y de cualquier forma de vida, concepto y filosofía. Viene gente muy distinta y ahí es donde realmente uno se da cuenta de la importancia de lo que haces, pero no de la importancia tuya con nombre y apellidos sino de la importancia de hacer música, de la importancia de compartirla con la gente y de compartirte con la gente. Lo que sí tengo claro es que para seguir consiguiéndolo lo único que debo repetir en cada uno de mis discos es la honestidad y la verdad de lo que hago. Lo único que hago es quedarme en pelotas en cada uno de mis discos; y decir: esta soy yo en este momento, esto es lo que pienso, lo que siento, lo que creo. Y eso es verdad que ha fomentado que de una manera muy especial y muy mágica venga gente de todas las edades.

-¿Este último disco, ’En la memoria de la piel’, es un trabajo para recobrar la esperanza?

-Totalmente. Siempre digo que disparo canciones para derribar desesperanzas.

-Y son once canciones como filosofía de vida...

-Sí, es una forma de vida, es un creer, un sentir que lo mejor siempre está por llegar, que mientras uno respira y está vivo no hay nada escrito, que los imposibles están hechos para destruirlos y hacerlos posibles, obviamente, y que las utopías son solamente cosas que todavía no se han demostrado pero no cosas que no pueden llegar.

-¿Qué es el amor?

-¿El amor?, voy a utilizar algo muy manido y muy dicho, pero el amor es la máquina que mueve el mundo.

-La clave de su éxito es que usted es una cantante pop rock en cuyos temas siempre hay hueco para el optimismo...

-Así es. Eso también forma parte del ADN. Tengo un amigo que siempre que me ve me dice: «Eres tan optimista que el día que te diera un infarto pensarías que es una corazonada» (risas).

-Además no defrauda en directo...

-Creo que el directo es una cosa divertida. He descubierto que desde hace mucho tiempo ya se ha convertido para mí en una excusa para quedar con la gente, y que por lo tanto el directo es como una fiesta de cumpleaños. De hecho hay una cosa muy peculiar y muy curiosa, y es que cuando la gente llega siempre dice: «No me esperaba este directo, me esperaba una cosa mucho más tranquila». Y siempre les digo lo mismo, que una cosa es el disco, que viene a ser como una postal de invitación a mi cumpleaños, y otra cosa es la fiesta, que es el directo. Y a la fiesta lo mejor es venir lo más entrenado posible (risas).

-Deja que el público la toque, es una cercanía que no se palpa en muchos otros artistas de este país. Lo vimos el pasado 16 de marzo en el concierto que ofreció en el Teatro López de Ayala de Badajoz...

-(Ríe). ¿Sabe lo que pasa?, que para mí es una necesidad. Realmente, y se lo puedo prometer, no me bajo del escenario y voy con la gente para darme un baño de masas, me bajo para encontrarme con ellos, para mirarlos a la cara. Evidentemente no los puedo mirar uno a uno porque no hay tiempo físico en un concierto, pero sí bajo a mirarlos, a verlos, a abrazarme en muchos casos con ellos. Para mí, lo repito y lo digo muchas veces y no me importa porque es verdad, que si hay algo que me gusta más que la música es el ser humano, y por lo tanto, esa cercanía es simplemente el resultado de algo que para mí es una necesidad.

-Además es usted una artista de esas de hacer lo que le venga en gana, porque domina lo suyo, cantar, y porque ha establecido un canal de comunicación con su público que permanece siempre abierto...

-Bueno, tenemos la suerte de que nos queremos bien y eso es importante. Para mí la vida no es la misma si no se comparte con la gente, yo creo que todo en la vida se hace en equipo, no solamente profesionalmente, sino a la hora de vivir también. Por eso es superimportante vivir el equipo, creer en él, salir a la calle y pelear las cosas en equipo.

-¿Hay que estudiar mucho para cantar bien?

-Pienso que depende de a qué llamemos cantar bien. Si hablamos de cantar bien como técnica, pues evidentemente hay que estudiar mucho. Si hablamos de cantar bien como emoción, entonces lo que hay que hacer es sentir mucho.

-Y usted comenzó con una guitarra que le compró su padre...

-Yo realmente cantaba desde muy chiquitita, pero fíjese, nunca pensé que mis canciones fueran a llegar a la gente en mi voz. O sea, yo nunca me vi como una cantante, siempre me vi como una compositora, o incluso como arreglista, pero nunca como cantante. Yo siempre he cantado porque así he hecho mis canciones y, en ese sentido, la verdad es que voy aprendiendo cada día y en cada concierto con la gente. Lo de cantar es algo que voy aprendiendo en directo.

-¿Puede detallar cómo compone?

-Sentándome con el instrumento que en ese momento me tire más y dejando que salga la emoción que quiera. No soy de las personas que piensan: ‘Primero hago la música o después hago la letra’; no, me siento y yo no proceso nada o casi nada con la cabeza. Y una de las cosas que no proceso con la cabeza es componer; no pienso nada y siento mucho, lo único que hago es escribir aquello que siento, como que de alguna manera sangro aquello que escribo, pero no lo proceso, porque no sé. Sé sentarme, sentir y escribir.

-Ya en sus primeros tiempos advertía de que su sueño era grabar «baladas heavy como las de Scorpions»....

-(Risas). Lo que he dicho siempre es que las mejores baladas del mundo entero están hechas por los heavys.

-¿Cómo ve el mercado de la música en la actualidad?

-Depende. Es decir, el mercado de la música está más vivo que nunca, pero está cambiando de vestido (risas), se viste de otra manera, pero está vivo. Quiero decir, están los conciertos, luego están montones de chavales con una manera diferente de decir las cosas. Si hablamos de la música en general y en mayúsculas, en letra de imprenta y en luminoso, estamos hablando de un momento supervivo de la música.

-Pero también de apagón...

-Eso es, de apagón. Cuando hablo de apagón me refiero a que cuando hay un apagón de luz en una ciudad hay quien sale a ayudar y hay quien sale a no ayudar, y hay quien sale porque está perdido, y hay quien enciende una vela y hay quien tiene un teléfono con batería y entonces prende la linterna. En un momento de apagón prenden muchas cosas. Y ahora es lo que hay...

-Una especie de confusión...

-Más o menos. Todavía no hemos salido del cd, aunque cada vez hay menos, pero todavía no estamos del todo en internet, aunque cada vez hay más movimiento en las redes sociales. Por lo tanto eso favorece este momento inestable.

-De modo que es una etapa incierta pero creativa...

-Exactamente. Vivimos un momento muy creativo e inestable a la hora de la vestimenta que lleva todo esto. Hay cosas que suenan mucho en radio y no tanto en directo. Hay cosas que funcionan muchísimo en directo y no se escuchan en la radio, hay cosas que se escuchan mucho en el cd pero no se conocen. Quiero decir que ahora mismo hay un montón de cosas pero no están todas en todos los sitios. Ahora mismo hay como una separación de caminos, pero estoy segura de que al estar todos de la mano de la música en algún momento se van a juntar.

-Usted cuenta la vida a través de sus canciones...

-Así es. Tal y como yo la veo y como yo la siento.

-Pero la vida tiene silencios y zonas desoladas también...

-Pero para eso estamos todos respirando y vivos, para hacer que la esperanza vuelva y que esa desolación se desubique por un ratito.

-Cuando hablo de silencios y de desolación les pongo directamente un nombre: campos de refugiados, desahucios, mujeres víctimas de la violencia de género... todos esos problemas que azotan a nuestra sociedad de hoy...

-Creo que la música es un espejo de quién eres. Desde el principio de mi carrera vengo hablando de vivir sin miedo, y estamos hablando de hace ya 21 años. Y creo que a diferencia de antes, ahora hay una cosa fantástica que rema a favor y es que cada vez hay más gente consciente de que quiere que el mundo sea otro y que cree de verdad en eso. Cada vez hay más gente consciente de que si una persona abandona su país, abandona su gente, su familia y sus amigos no es precisamente porque quiera venirse a otro lugar buscando no se sabe muy bien qué; es gente que va buscando la vida, a la que también tiene derecho. Cada vez hay más gente consciente de que las fronteras no son nada más que un obstáculo que hay que quitar, porque realmente el mundo es de todos y porque uno no elige dónde quiere nacer sino que nace donde le toca. No sé, cada vez somos más personas conscientes de que el mundo no solamente queremos que sea otro sino que debe empezar a ser otro; por los que estamos y por los que vienen.

-Puso patas arriba el López de Ayala de Badajoz, al día siguiente (17 de marzo) hizo lo mismo en Salamanca. El público se rindió a sus pies mientras cantaba los éxitos de sus primeros discos: ‘Si tú no estás’, ‘Contigo’, ‘El talismán’ o ‘A fuego lento’. ¿Qué siente?

-Pues lo que siento cuando la gente sonríe es que de verdad el mundo puede llegar a ser otro, sin dudarlo.