Alienación. Un concepto que toma en préstamo de Hegel (1770-1831), autor cumbre del idealismo alemán y uno de sus referentes filosóficos. En ambos viene a identificar el estado en que el individuo no se posee a sí mismo. Es decir, cuando la actividad que realiza le anula, le hace salir de sí y lo convierte en otra cosa distinta.

Clase social. Marx negó que fuera el inventor del concepto. Hay que ir a Graco Babeuf (1760-1797), precursor del socialismo científico, que comprendió que no podía existir igualdad mientras la sociedad estuviera dividida en clases y se tolerara la explotación del hombre por el hombre. Luego se apuntaron, Henri de Saint-Simon (1760-1825), que estimó que el reino del terror en Francia fue el reino de las clases desposeídas. Y Charles Fourier (1768-1830) y Étienne Cabet (1788-1856), quien propuso la instauración pacífica de la sociedad comunista. Emerson, Thoreau y Hawthorne, al otro lado del Atlántico, se afanaron en crear una granja colectivista cerca de Boston en el primer cuarto del XIX.

Comunismo (entendido como socialización de los medios de producción). Surgió en el siglo XVI bajo la forma de utopías basadas en el colectivismo agrario. La Utopía de Tomás Moro y la ideología revolucionaria que derivó del movimiento jacobino de la Revolución francesa fueron las más célebres.

Lucha de clases. Apurando un poco, Shakespeare la hizo saltar al ruedo en El rey Lear y Maquiavelo le dio pisto en el Libro I de los Discursos sobre la primera década de Tito Livio. Con posterioridad, está presente en Rousseau y Adam Smith. Para Marx el conflicto no produce armonía o libertad sino cambio social y progreso.

Materialismo dialéctico. Marx no solo no escribió tratado alguno sobre el particular, sino que jamás utilizó la expresión materialismo dialéctico. Engels insinuó que habría sido acuñada por Karl Kautsky, a quien Lenin acusó de «renegado del marxismo», o por Georgi Plekhanov, revolucionario ruso que acabó a patadas con los bolcheviques.

Proletariado. Pese a que en la Constitución serviana del siglo VI a. de C. ya define al proletariado, es más sensato buscar el término en el influyente economista Lorenz von Stein (1815 - 1890), concretamente en su Historia del movimiento social en Francia.

Revolución Tenía muy cerca la Revolución francesa, pero para Marx «no es sinónimo de golpe de Estado ni estallido espontáneo de desafección», recuerda Terry Eagleton. Marx considera que la esencia del socialismo es el autogobierno popular y que el partido socialista solo puede asumir el poder si cuenta con el apoyo de la mayoría. Ningún grupo de conspiradores estaba autorizado a hacer estallar una revolución, «como nadie puede sonarnos la nariz», que diría Chesterton. Marx no descartaba el Parlamento, pero vio con prístina claridad que forma parte de un Estado que se dedica, en general, a asegurar la soberanía del capital sobre el trabajo. Sabía, además, que el peor momento para la exigencia pacífica de emancipación es cuando la mayoría está desesperada, o cuando se siente mínimamente satisfecha y prefiere lo malo conocido. El salto al futuro, pensaba, solo era posible cuando las privaciones provocadas por el statu quo pesaran más que los inconvenientes del paso adelante.

Socialismo. La creencia de que Marx distinguía una primera etapa poscapitalista llamada socialismo y una segunda llamada comunismo no tiene apoyo textual. Fue codificado por los manuales leninistas, sobre todo soviéticos. Marx criticó con dureza a los socialistas de su época que creían que se podía imponer una imagen del futuro, en lugar de entender que el socialismo brotaría del desarrollo orgánico de los elementos democráticos que contenía el capitalismo.