Abraham Samino se expresa con más soltura con las teclas del piano que con la voz. Mientras ensaya en el Centro Cultural Alcazaba de Mérida para su concierto ante sus paisanos, responde a las preguntas de esta entrevista. Sus respuestas son precisas y no fantasea porque tiene los pies sobre la tierra.

El piano es su aliado desde que tenía siete años y empezó a conocerlo en el Conservatorio de Música de Mérida. Ahora, con 17 año este joven emeritense se esfuerza en desentrañar los secretos de este instrumento musical en la prestigiosa Universidad Mozarteum de Salzburgo (Austria) donde ha comenzado este curso su carrera como músico en la especialidad de piano.

--¿Hasta dónde quiere llegar ?

--Estoy abierto a todas las posibilidades pero llegaré hasta donde pueda. No sé si seré un concertista o acompañante de algún cantante o en alguna orquesta. Aún me falta mucho camino por recorrer.

--¿Por qué un niño de 7 años emprende un camino tan sacrificado? ¿Cuál es la meta?

--Yo no pretende llegar a ningún sitio, solo hacer lo que me gusta.

--¿Se puede vivir de la música?

--Como ahora estoy en Austria por mis estudios, veo las cosas de manera distinta. Allí es muy diferente, hay mucha afición desde pequeños. En España es distinto, creo que al principio sobre todo es muy difícil.

--¿Tiene alguna figura a la que le gustaría parecerse?

--No, tengo mi propia personalidad y quiero tener mi propio estilo.

--Empezó con siete años en el Conservatorio Municipal de Música. ¿Cómo fueron esos comienzos?

--Tuve la suerte de tener una gran profesora, Silvia Núñez, a la que quiero dar las gracias.

-Ha ganado el primer en categoría Juvenil en el XV Concurso de Piano Infanta Cristina fundación Loewe-Hazen, ¿qué significa ganar premios?.

--Es siempre un reconocimiento muy gratificante pero me queda mucho camino por hacer.