Seis años después, arranca el juicio por el tiroteo que tuvo lugar en agosto del 2011 en el barrio de San Lázaro de Mérida y que se saldó con dos muertos y dos heridos, uno de ellos un viandante ajeno a los hechos. La vista, con cuatro sesiones programadas, se celebra esta semana en el palacio de justicia entre fuertes medidas de seguridad y un amplio dispositivo policial para evitar una nueva contienda entre los clanes enfrentados. Se trata de la segunda citación, pues la celebración del juicio estaba prevista para el pasado enero pero tuvo que suspenderse al no comparecer uno de los imputados por motivos de salud.

12 personas se sientan en el banquillo de los acusados, para los que la fiscal pide penas de entre 2 y 60 años de prisión por delitos de asesinato, homicidio en grado de tentativa y tenencia ilícita de armas. Todos han declarado en la sesión de esta mañana, que ha comenzado con media hora de retraso ante las dudas de que M. V. V., en busca y captura desde que en enero no compareciera, en esta ocasión sí se presentara.

Los acusados han admitido que el enfrentamiento entre la familia M. y la familia V. tuvo su origen en la separación de un matrimonio.

Todos reconocieron haber lanzado disparos al aire en la mañana en la que ocurrieron los hechos, pero las tres personas a las que la fiscalía atribuye los disparos mortales, pertenecientes a la familia M. (la de la mujer), se declararon inocentes. Sí se reconocieron culpables de sendos delitos de tenencia ilícita de armas otros tres acusados del mismo clan que fueron detenidos posteriormente en Sevilla.

Por su parte, el único acusado de la familia V. (del marido), a su vez hijo y hermano de los dos fallecidos y que recibió un tiro en el estómago en la contienda, admitió que lanzó ocho disparos al aire pero negó que su familia se desplazara a casa del patriarca de los M. portando armas y con el ánimo de atacarles.