El alcalde de Mérida, Angel Calle, pidió ayer que el edificio ocupado por las monjas Concepcionistas durante 400 años (el pasado año se marcharon) no sea derruido y "se dedique a la atención de las personas vulnerables y necesitadas, quienes nada tienen ni siquiera un techo que les albergue y cobije". Este es el deseo que expresó durante su discurso con motivo de la homilía del Día de la Inmaculada, en la concatedral de Santa María. El ayuntamiento, dijo, "se compromete a gestionar todo lo necesario para ello". Y es que, insistió, la Constitución del Concilio Vaticano II nos lo dice claramente: necesitamos, y más en tiempos de incertidumbres y dificultades, personas que nos den razones para creer, razones para avanzar".

En este sentido, indicó que "es hora de abandonar enfrentamientos personales y rancios partidismos que nadie entiende, a pesar de las lógicas diferencias, cuando lo prioritario es unir todos nuestros esfuerzos". Todos debemos volcarnos con los más débiles, destacó el edil, que está convencido de que "saldremos juntos de esta difícil situación --económica-- intentando no dejar tirado a nadie en el camino".

Por ello, apeló "a la sensibilidad de nuestro Gobierno" para que arbitre las fórmulas "que impidan la exclusión social de miles de personas, que pueden perder la protección que ahora reciben", en referencia a la ayuda de 426 euros para los parados que se va a eliminar en febrero. En este entorno, recalcó el trabajo hecho por las monjas Concepcionistas en favor de los más débiles, y a las que "los emeritenses nunca las olvidaremos".