La plaza de España ha sido un auténtico hervidero durante esas fiestas navideñas. Los quioscos estaban llenos, las sillas llenas pero a la plaza le faltaba uno de los los más carismático, el quiosco Cuéllar, del inolvidable Juan Gómez.

Durante estas fiestas nuestra plaza ha estado tuerta porque al hotel Meliá-Mérida no ha abierto. Lo bueno es que esto ha rebosado la paciencia del ayuntamiento y ya ha tomado la decisión, por parte del alcalde Pedro Acedo, de cederlo a otro profesional de la hostelería para que lo abra y lo ponga en funcionamiento.

Ver a Pedro Barquero con su hijo y su mujer Ana Gómez, hija del anterior arrendatario, con su pequeño Mario en la silla, pasar por donde fue toda una vida de su familia daba pena. Nos dio pena verlo cerrado y nos acordamos más que nunca de Juan.

Pedro y Ana son felices con su hijo Mario, y el Secretario General Técnico de la Consejería de Educación, al margen de ser un profesional como pocos, hace unos biberones que dan gloria bendita verlo como se los toma el pequeño y también sabe hacer otros muchos platos.

Y para el año 2005, el vicepresidente de la Junta de Extremadura, Ignacio Sánchez Amor, espera un bebé, macho, y le van a poner de nombre Tomás, como su tatarabuelo, que fue 19 años concejal del ayuntamiento emeritense, fundador y primer tesorero de Cruz Roja, presidente del Círculo de Artesano, fundador del Liceo de Mérida. En su comercio, La Verdad, en la calle san Francisco, recibían los donativos de todo tipo para los repatriados de Cuba y Filipinas. Todo un personaje, como el niño traiga la vena familiar masculina, de izquierda hasta la misma médula.

El año se presenta con buenas perspectivas para la ciudad. Ahora los niños a esperar mañana los Reyes Magos. En la Plaza de España cientos de chavales van a entregar sus cartas a sus majestades Melchor, Gaspar y Baltasar.