El susto fue espantoso. Mayor el disgusto por no poder coger al perrito Murga que se encontraba dentro. El robo con violencia de un joven que entra en el coche en un semáforo de la plaza de Toros con una navaja en la mano y amenaza a María del Carmen a bajar del coche fue toda una odisea en los días sucesivos. Al matrimonio le importaba poco el coche, el dinero, más de mil euros, las tarjetas de crédito, los carnets y alguna ropa, para María del Carmen Saavedra y Antonio Vélez su único deseo era encontrar a su perro Murga.

No escatimaron esfuerzos y muchos amigos le ayudaron en ir de una lado a otro. Recorrieron Sevilla, varias poblaciones extremeñas y se lo han encontrado en Mérida. La alegría al poder recuperarlo ha sido un acontecimiento y los amigos nos hemos alegrado.

Hay que tener al lado un perrito para saber lo que se le quiere. Cuando murió Juan Ramón, así le llamábamos, por el mucho pelo que tenía, y en honor a Platero, lo enterramos cerca de la casa en Proserpina lloré lo mío. Más de uno pensará que soy tonto, imbécil y gilipollas, pues soy tonto imbécil y gilipollas pero sufrí lo mío con la muerte de Juan Ramón. Ahora tengo otro, se llama Pecholata no podía llamarse de otra manera y es uno más de la familia. Mis nietos aprenden su nombre al mismo tiempo que papá y mamá, lo de abuelo viene después. Me alegra que haya aparecido Murga. Volveremos a ver a Vélez pasear a su perrito. Hasta disculpa al delincuente que dice que ha tenido un gesto de dignidad al soltar al perrito. El coche, el dinero y las tarjetas de crédito que le aprovechen. Murga está en casa.