Todos pendientes. Más que un puente, lo que se nos avecina, es un acueducto. Y de esto, los emeritenses, sabemos más que nadie. Los tenemos en casa.

Comienza el sábado día 3 para continuar el martes 6, día de la Constitución; el 8 jueves, la Inmaculada Concepción, y el sábado día 10, santa Eulalia, para terminar todas estas festividades el domingo.

Unos se marchan a la playa, otros a las casas de campo cercanas a la ciudad y los más devotos de la santita se quedan para acompañar en la procesión desde la parroquia de Santa Eulalia a la Concatedral de Santa María la Mayor el día 9.

Y al día siguiente toda Mérida sigue a su patrona a su iglesia con acompañamiento de autoridades eclesiásticas, políticas, civiles y militares, como hace siglos. Es un día que todos los periódicos, fueran del signo que fueran, destacan este día como el más importante para la ciudad de Mérida.

Es día de abrir las pitarras y tomar, después de los actos religiosos, unas copas con los amigos. La pitarra más multitudinaria es la de Santiago Carrasco y la de amigos y familiares de José María Alvarez Martínez, director de Museo Nacional de Arte Romano, que con su mujer, Trinidad Nogales, atiende a los amigos en su propia casa.

Mérida tiene una tradición también de siglos en la festividad de la Inmaculada Concepción con el cumplimiento del voto hecho a la pureza de la Madre de Dios del año 1620. Siendo Dogma de Fe desde 1854 que lo proclamó Pío IX.

Mérida tiene festividades en el umbral de las navidades que terminan en villancicos.