Hace años que conozco al superconsejero Manuel Balastegui, para los amigos Manolo y en el argot deportivo Balastegui. Todo un personaje en la ciudad. Entrañable, querido y apreciado. Se nos ha metido en política. No sabe lo que le espera. Y, para foguearse, le dan, entre otras muchas delegaciones, tráfico. Y, como de ilusión también se vive, hasta dice que va a solucionarlo. Nos hemos apostado una cena para estas navidades. Se han agregado Pedro Acedo y, para que resulte más animada, el candidato a la alcaldía por el PSOE Angel Calle y los contertulios de Emérita Televisión, para que haya salsa política, que en definitiva da sabor y esencia a nuestra cotidiana vida.

El pobre Manolo sigue pensando que poner pitotes y dar una tarjeta a los vecinos para que en diez minutos puedan bajar la compra de las grandes superficies es como imaginarte el premio de la lotería de Navidad y ya, como en el cuento de la lechera, pensar en la compra de un buen coche, pagar la hipoteca y adquirir un chalet en la playa y otro en Proserpina.

Al pobre Manolo se le aguará la leche y pagará la cena. El lugar da lo mismo, pero el cachondeo va a ser descomunal, más la publicidad que se le va a dar. Y se ríe pensando que solucionar el problema del tráfico es como tomarse una copa de vino. Se le avinagrará el vino. La Delegación de Tráfico se ha comido a todos los concejales de la ORT, PSOE, AP y PP, es decir, ni uno ha sido capaz de mejorarlo, menos de solucionarlo. Manolo ves ahorrando cantidades de humor, que tú lo tienes, porque la cena la vas a pagar con todas las consecuencias.