Mérida puede presumir del plantel de arqueólogos que tiene en sus instituciones. Ayer se procedía a la apertura del curso 2003-2004 del Instituto de Arqueología de Mérida. Su director, Pedro Mateos, es un lujo. Puedes estar horas escuchándole los descubrimientos arqueológicos que se encontraron en el subsuelo de la iglesia de Santa Eulalia y de nuestra ciudad. La apertura del curso se hizo en el antiguo hemiciclo de la Asamblea de Extremadura, que fue capilla del hospital San Juan de Dios. Parece que va a quedar para celebrar esta clase de actos y conferencias.

En el acto estuvo presente el consejero de Cultura, Francisco Muñoz, acompañado de su inseparable jefa de Gabinete, Luisa Merino Barragán.

No faltaron compañeros de Pedro, como Agustín Velázquez, Pilar Caldera o José Luis de la Barrera, arqueólogos del Museo Nacional de Arte Romano, que no dejan sus estudios de investigación, como ocurre con Yolanda Barroso y Paco Morgado, historiadores del Consorcio de la Ciudad Monumental. Un grupo que con sus publicaciones nos están dando a conocer la ciudad con más futuro de la región extremeña.

En la mesa presidencial, el presidente de la Asamblea de Extremadura, Federico Suárez, ya muy bien afeitado y elegante. Desde que tiene este cargo cuida su imagen con exquisito cuidado. Es una persona entrañable y que, a la chita callando, ha hecho más por Mérida de los que algunos piensan, y desde luego más que muchos emeritenses que presumen de sus aportaciones, un día lo contaremos; el Consejero Francisco Muñoz, el director del Instituto Arqueológico de Mérida, Pedro Mateos, y el conferenciante, el italiano Filippo Coralli, de la universidad de Perugia, una de las autoridades más sólidas de la arqueología mundial.

Bastante público en la conferencia del profesor italiano entre los que se encontraba el Gerente del Consorcia, Antonio Barroso, y sólo vimos a un concejal, Antonio Caballero, del PSOE.