Las excavaciones arqueológicas que se venían realizando en el número tres de la calle Carderos, junto a la estación de tren, revelan el descubrimiento de unas termas romanas del siglo IV así como la aparición de un área funeraria, también de época romana, que estuvo en uso entre los siglos I y III de nuestra era.

Hasta ahora, por anteriores intervenciones realizadas en las proximidades, se conocía el uso de la zona como espacio funerario entre los siglos I y IV, pero lo realmente novedoso es que la excavación de este solar ha puesto al descubierto una gran piscina y el sistema de calefacción de una sala de baños calientes, cuyos restos llevan a los arqueólogos a pensar que en esta zona existían unas termas. Entre finales del siglo IV y mediados del V, se realizaron reformas en las termas, adosando nuevas salas a la piscina.

Pero los restos arqueológicos más antiguos pertenecen, según el arqueólogo José Vargas, a un área funeraria de época romana. Durante el tiempo que han durado los trabajos de excavación, se han hallado 15 tumbas excavadas en la roca y cubiertas con tejas que, como explica Vargas, alternan los ritos de incineración e inhumación.

Estas sepulturas albergan objetos usados en el rito funerario, como ungüentarios para perfumes y recipientes de cerámica o vidrio para ofrendas. También conservan objetos personales de los difuntos, tales como anillos, collares o juguetes.