La sesión plenaria celebrada ayer dio luz verde a la propuesta de cesión de una parcela de la antigua factoría de Carcesa a la Junta de Extremadura para la construcción de la Escuela de Hostelería de Extremadura.

La parcela, con una extensión de 9.028 metros cuadrados, está frente al palacio de congreso. El edificio contará con un sótano, una planta baja y dos plantas en altura, con unos 1.200 metros cuadrados de superficie.

Este era el último trámite a superar para que la Junta puede iniciar la construcción del centro, aunque aún falta aprobar la segregación de un espacio para hacer un vial.

La obra ha sido adjudicada a la unión temporal de empresas formada por Dragados y Econisa, por un importe de 5,6 millones.

OTROS ACUERDOS También salió adelante otra cesión de terrenos a la Junta de Extremadura para la ampliación del colegio Miguel de Cervantes, que sufre graves carencias de espacio. Esta parcela, de 2.000 metros cuadrados, fue motivo de conflicto en la comunidad escolar de este centro, que junto con los vecinos se opusieron a la pretensión del anterior equipo de gobierno de levantar allí un parque, cuando el suelo está calificado de uso educativo.

Además, se acordaron dos modificaciones puntuales del Plan General de Ordenación Urbana en la zona sur, una para levantar un centro escolar, y otra para ampliar las naves del polígono industrial El Prado.

La portavoz del equipo de gobierno, Ascensión Murillo, explicó que si el anterior ejecutivo local no hubiera dado el terreno destinado a este centro para la construcción de un geriátrico privado, no hubiera sido necesario esta modificación del plan.

SUELDOS Otro punto que se aprobó fue la retribución de los miembros de la corporación y de los consejeros municipales, que se mantienen igual respecto al anterior gobierno del PP.

Ascensión Murillo señaló que la única diferencia es que el PP "lo hacía a escondidas en vez de sacarlo a la luz pública. La aprobación de las retribuciones en un pleno es la primera vez que se hace", afirmó la concejala.

Por otro lado, salió adelante la propuesta para que la ciudad cuente con una gran colección, a modo de exposición permanente, con las obras del ceramista Rafael Ortega, recientemente fallecido, y cuya vida siempre estuvo muy ligada a Mérida.