Coria se vistió de boda el pasado 2 de mayo sin intervención de tropas napoleónicas.

Se casaron Manuel Carpintero García y Almudena Domingo Pirrongelli, en el Convento de la Madre de Dios de Coria. Precioso lugar. La novia hizo su aparición en el coche de su tío Andrés Carlos que, para que llegara bien, fue en chaqué a lavar el coche. Todo un récord.

Las monjas de clausura le dedicaron unas canciones preciosas y una compañera de universidad de Almudena, interpretó la Salve rociera , que emocionó a todos. En la puerta le esperaban los amigos con arroz, como Dios y la tradición manda, y una traca por todo lo alto.

Coria es una población preciosa, los chopos lo celebraron con una escapada de sus flores en nevada improvisada. En la noche, para celebrar la despedida de ambos, una copa en Arlequín , en el viejo casco de la ciudad.

El padre de la novia, Paco Domingo, estaba radiante con su chaqué. No perdía la sonrisa. De padrino. Llevó a su hija al altar, lo que él quería, como Dios y la Santa Madre Iglesia manda.

Nerviosa la madre, de Mérida de toda la vida, Fina Pirrongelli, tan guapa como la novia, las comparaciones no son buenas pero es que ambas estaban radiantes. Lo que hubieran disfrutado el abuelo Pedro Pirrongelli y su abuela, la montanchega, Pepa López. Estaban allí. Con Pedro, en la espiritualidad del momento y en el recuerdo de todos. Nos fumamos un cigarro y nos tomamos un whisky. Como siempre. Y Pepa sin perderlo de vista.

El padre del novio, Luis Felipe Carpintero, un fotógrafo de prestigo, se le notaba la felicidad por todos los poros, y su madre y madrina, Felisa García, disfrutó como sólo lo hacen las madres.

La comida en el restaurante Pecor , de lujo, muchos invitados y un ambiente como sólo lo pueden crear las buenas personas. Los novios de lujo, como lo es Coria, ciudad de meditación en la orilla del Alagón. Se oían los chopos.