La corrida de Laurentino Carrascosa, ganadería poco habitual en lidia a caballo, prometió de principio. Los tres primeros toros tuvieron calidad, acometividad y buen tranco, especialmente el segundo, que resultó ser el más completo del encierro. Pero a partir del cuarto, la cosa cambió. Descastados, aquerenciados y hasta echándose en el ruedo fueron las notas características de los tres últimos.

Fermín Bohórquez puso empeño ante su primero, al que llevó muy pegado a la cabalgadura, pero llovió durante la lidia de aquel y el público estuvo más pendiente de cobijarse que de lo que pasaba en el ruedo. Ante el cuarto hizo el toreo más templado de la tarde, hasta que el toro se metió en tablas.

Diego Ventura conectó con el público, con un rejoneo fresco, alegre y bullidor en el tercero y se encontró con un ejemplar soso y parado, el que hizo sexto, con el que lo intentó sin lucimiento.

Cerró terna el portugués Rui Fernández, que destacó con las banderillas ante el segundo, pero falló con los rejones de castigo y a la hora de matar.