El alcalde, Angel Calle, destacó ayer el acontecimiento histórico que supone para la ciudad la renovación, un año más, del Voto a la Inmaculada Concepción de la virgen, rito que se viene celebrando desde 1620, y que él presidió por primera vez "rememorando una tradición de siglos". Además, indicó que mantendrán esta tradición "desde el sentimiento religioso de muchos y su compromiso y el espíritu humanista de otros".

El acto se celebró en la iglesia de la Concepción. Hacía allí se dirigieron desde el ayuntamiento en una pequeña procesión compuesta por la corporación municipal, con concejales del equipo de gobierno y del grupo municipal del PP a la cabeza, y varias autoridades, esta vez sin que abriera el paso la banda municipal, como era costumbre.

La misa fue oficiada por el arzobispo emérito de Mérida-Badajoz, Antonio Montero, quien en su homilía pronunció un alegato en contra de la violencia de género.

El alcalde, en su discurso, manifestó el deseo de que esta celebración "contribuya a mejorar la convivencia y la concordia entre todos" y la unión "contra el terrorismo".

VALOR También tuvo palabras para las Madres Concepcionistas, "que tras los muros de su convento nos trasmiten diariamente el valor de lo esencial frente a lo superfluo, el ejemplo de su vida de recogimiento y austeridad frente a los excesos de una sociedad que tiene que recuperar los valores de la solidaridad y el compromiso con los más débiles".

Asimismo, rindió un homenaje a los voluntarios de Mérida "y a todos las organizaciones que luchan contra la pobreza, la marginación y la exclusión social", manifestó,.

Posteriormente, Calle entregó la vara de mando de la ciudad a la madre superiora, Sor María Purísima Calderón, de Campanario, y que lleva en el convento 48 años.

La madre superiora manifestó que les "había encantado" el voto del alcalde, porque lo había hecho con mucho "sentimiento".

Sobre la vida en el monasterio, indicó que en estos momentos están diez monjas "muy mayores", de las que tres están enfermas y tienen que cuidar de ellas.

Además se refirió a la crisis de vocaciones, de la que dijo que "son los tiempos que nos ha mandado vivir Jesucristo".

Asegura que no necesitan nada y que rezan todos los días por los emeritenses, pero considera que no les vendría mal una ayuda por parte del ayuntamiento en las tareas de limpieza del convento.

También agradeció los donativos que reciben y manifestó que, de momento, no pueden retomar la actividad del obrador para la confección de dulces y bollos, "somos ya muy mayores para este trabajo", explicó la madre superiora.

Los actos concluyeron con un concierto de la banda municipal de música en el parque de los Poetas y la visita de numerosas personas a las monjas encerradas.