Con la idea de dar a conocer los artículos de Extremadura abrió sus puertas en el año 2001 La Dehesa del Castúo. Ubicado en el número 48 de la calle José Ramón Mélida, este establecimiento nació con el formato de una tienda que ofrecía la posibilidad de degustar los productos y comprarlos. Todos eran extremeños, como los vinos, licores, embutidos y chacinas, salvo el café que era de Portugal. Con el tiempo fue evolucionando hasta como se conoce en la actualidad, con más concepto de bar de tapeo, a pesar de que sigue manteniendo la venta al público.

Pilar Lozano es la encargada de este negocio familiar emeritense que pusieron en marcha sus padres. Cuenta cómo la necesidad de ofrecer algo más que la carta de tapas hizo que en el 2010 abriesen una brasería en el edificio del Museo Abierto de Mérida. En ella disponen de una amplia terraza, así como de otro local donde se pueden comprar los productos. Estas instalaciones, con aforo superior a las 100 de personas, permite que también ofrezcan servicios para grupos y eventos. Abre de lunes a domingo en horario ininterrumpido.

En las cocinas del Castúo la tapa estrella es la morcilla de Guadalupe, aunque tampoco se queda atrás la del Castúo de cabra, que está elaborada con queso de cabra, jamón ibérico, dulce de zanahoria y pimentón de la Vera. El precio de las tapas, con unas setenta en el catálogo, oscila entre 1 y 1,90 euros, y los martes están al 50% de descuento. También hay un surtido de 6 tapas por 6 euros: morcilla de Guadalupe, jamón ibérico, prueba de cerdo, lomo, torta del Casar y el queso de cabra con mermelada de tomate. "Lo único que no es extremeño es la zona de ahumados", puntualiza López.

Con respecto a la carne la brasa, en el Castúo disponen de una amplia variedad, a lo que se suman unas 'cazuelitas' de callos, morros y oreja, entre otras, por 2,50 euros. El menú diario es de 12 euros y entre sus vinos extremeños sobresale el Coloma Merlot, todo un identificativo del singular Castúo.