Mérida

Tres cementerios existían en la ciudad de Mérida antes de inaugurarse el actual camposanto: uno en el Calvario otro en la plaza de Santa María, junto a su parroquia, y en Santa Eulalia, en lo que hoy es parte de las vías del ferrocarril, este fue uno de los motivos de su desaparición, al margen de los sanitarios e higiénicos.

El proyecto y presupuesto del cementerio fue redactado en 1863 por el arquitecto de la provincia Manuel Villar. Estaba dividido en dos sectores, el primero era un patio principal rodeado de columnas de orden corintio, con panteones, nichos y sepulturas, y en el centro se levantaba una capilla para el culto. El segundo recinto, separado del anterior por una pared, estaba destinado a sepulturas de inhumación y una gran fosa común.

UBICACION

El lugar elegido para la construcción del nuevo cementerio fue un terreno situado a la derecha de la carretera de Cáceres que pertenecía a Diego Chaput, vecino de Mérida y del que era arrendatario Joaquín del Río. Se hizo una comisión formada por Angel González y Juan Francisco Díaz. Las mediciones fueron hechas por el perito agrónomo Luis González Ortiz, señalando un rectángulo de 179 por 118 metros para el recinto del cementerio. Comprendía tres fanegas de marco real, una cuartilla, un cuartillo y cincuenta y ocho metros cuadrados, de los que 20.267 fueron tomados de la finca de Diego Chaput y los 855 restantes de la viuda de Antonio Sama. Mérida pagó 9.376 reales.

La subasta para la contratación de las obras se llevó a cabo el 28 de abril de 1866 siendo su único licitador José Díez Lanza Eguiguren, emeritense y lo construye por la cantidad de 163. 000 reales. Se intentó impugnar la subasta por parte de Ignacio Odriozola, constructor años más tarde del depósito de de la Puerta de la Villa, según el trabajo de José Antonio Peñafiel y Felipe Valbuena.

Las obras comenzaron a últimos de junio ya que le terreno estaba sembrado y se esperó a recoger las mieses.

El 6 de octubre de 1866, la comisión encargada de la inspección de las obras dio cuenta del proyecto y al tener que hacer obras diferentes a las programadas se aumentó el coste en 49.765 reales y 54 céntimos.

El contratista escribió al ayuntamiento para que recogieran las llaves el 24 de junio de 1867. Sólo quedaba la capilla, que por ciertos errores en los planos no llegó a construirse. Según el informe del 8 de agosto de 1868, sin contar la obra de la capilla, que nunca llegó a construirse, el importe del edificio alcanzó la suma de 200.954 reales con 80 céntimos.

El cementerio se abrió de forma definitiva el 24 de noviembre de 1868. La primera persona que recibió sepultura, el mismo día de su inauguración, fue Ramona Ramírez Ramos de 36 años, natural de Torremayor. Murió de una hidropesía de agua en el hospital San Juan de Dios el 23 de noviembre de 1868.