Durante el pasado año, el centro de transeúntes Padre Cristobal acogió a un total de 417 personas, de las que 317 fueron hombres y 46 mujeres. En total hubo 5.788 estancias.

Así se pone de manifiesto en la memoria de actividades de este centro, que tiene una capacidad para 24 plazas, un proyecto de Cáritas Diocesana en colaboración con las Hermanas Hospitalarias de Jesús de Nazareno.

Además, según los datos, de las 417 acogidos, 277 eran españoles y 140 extranjeros, de los que 36 eran europeos y 104 inmigrantes extracomunitarios.

De países no comunitarios, fueron acogidas personas de Rumanía, Senegal, Ucrania, Sahara, Argelia, Sri-Lanka, Rusia, Pakistán y Brasil; y comunitarios de Portugal, Alemania, Polonia, Francia, Grecia, Italia y Bélgica.

Por edades, el tramo de edad más representativo es de los 51-60 años, con 141; y el de 41-50 años, con 119. De 20 a 30 años pasaron por el centro 59 personas; 96 de más de 61 años y 81 entre 30 y 40 años.

Las personas que pasaron por este centro presentaban problemas mentales, salud deteriorada, adicción a sustancias tóxicas, ruptura con la familia e incapacidad para acceder al mundo laboral. Además, su formación era escasa y no sabían vivir de forma independiente.

TERAPIA Ante esta situación, los alcohólicos y drogadictos son derivados a una comunidad terapéutica.

En cuanto a los enfermos mentales, según la memoria suelen ser toxicómanos que llegan sin tratamiento psiquiátrico y que los inmigrantes se interesan por la manera de tramitar sus papeles y de buscar trabajo.

También han atendido situaciones de emergencia social, como maltrato.