Imagínense que dejan su coche en un taller para que reparen las deficiencias que presenta, y cuando van a recogerlo se encuentran con que, no sólo no se han arreglado las mismas, sino que tiene todavía más daños de los que presentaba.

Esto es lo que le ocurrió a un vecino que dejó su vehículo en un taller de un concesionario emeritense, en el que al realizar las pruebas en la carretera para comprobar el estado del mismo una vez reparado, sufrió un accidente, lo que provocó más daños al coche.

El propietario del vehículo denunció los hechos, pero en el concesionario le dijeron que se trataba de una cuestión que debía afrontar su compañía de seguros. Sin embargo ésta acudió a los tribunales alegando que el culpable de lo sucedido es el taller y que como tal tenía que correr con todos los gastos originados por el accidente.

El caso llegó finalmente a los tribunales y la Sección Tercera de la Audiencia Provincial ha emitido hace unas semanas una sentencia en la que achaca los daños al taller, y, por lo tanto, al concesionario que puso en sus manos el vehículo.

Según el juez, "una vez que el propietario entrega el vehículo al taller en virtud del contrato de arrendamiento que les vincula, es este último quien asume el deber de custodia y, por ello, quien ha de responder de los daños que cause mediante su utilización".

En la sentencia queda claro que el taller debe elegir en todo momento a la persona más adecuada para efectuar tanto las reparaciones como las posteriores pruebas que se le practiquen al coche, y que debe ser "especialmente cuidadoso para seleccionar a la persona que ha de probar el vehículo, y ha de asumir la responsabilidad derivada de su actuación". Por ello, condena al concesionario a pagar los daños y absuelve a la aseguradora.

Esta situación es más común de lo que puede parecer, por lo que esta sentencia contra un taller emeritense podría sentar precedente.