El sacerdote Juan Fernández López ha pasado cincuenta años en esta ciudad haciendo una labor religiosa envidiable.

Devoto de santa Eulalia ha escrito dos libros sobre ella que es toda una demostración de años de investigación. Propició, el sólo, la revista Olalla, durante años en la parroquia de Santa Eulalia.

Mérida lo quiere como algo suyo, se ha volcado en esta ciudad y bien merece, no sólo el reconocimiento popular de un homenaje y una cena con regalos de los amigos, sino que es necesario que se le nombre Hijo Adoptivo de la ciudad de Mérida. El alcalde Pedro Acedo cuando se lo hemos comentado, como cronista oficial de esta ciudad, ha sido receptivo y es posible que comiencen los trámites que conlleva dicho nombramiento. No nos hemos enterado de este homenaje. No pudimos acompañarlo, cosa que siento porque soy como su jefe de prensa. Fue mi inspector en el seminario. Forma parte de mi familia como algo nuestro, de ahí que hayamos sentido que, por alguna equivocación o por una mala información, nos enteramos de este homenaje cuando ya había pasado.

Esto no quiere decir nada en nuestra amistad y en nuestras relaciones y sobre todo en la admiración que sentimos por él. A Juan Fernández, Don Juanito, lo quiero como algo mío.