Ha comenzado la cuenta atrás para las próximas elecciones y lo que se dijo en las campañas electorales se quiere llevar a efecto para demostrar que se cumple lo que se promete.

Mérida gana en obras, no se puede transitar durante meses, pero siempre queda en beneficio de la ciudad. Recuerdo a un republicano de pro Tomás Lancho, que estuvo diecinueve años consecutivos como concejal, y que hizo la siguiente proposición ante la visita del Rey Don Alfonso XIII a Mérida en 1906. Dijo, entre otras muchas cosas: "Vamos a dejarnos de flores, arcos y banderitas para recibir al Rey y hagamos que por donde pase se haga un buen empedrado, se pinten los edificios y se hagan obras que venga bien para Mérida". Se aprobó por unanimidad esta petición y los farolillos, arcos de triunfos y mantones de Manila en los balcones los puso la industria y alguna sociedad recreativa como El Liceo, que se encargó del arco de triunfo de la Puerta de la Villa.

Eso pasa con las elecciones. Bienvenidas sean si se queda en beneficio de la ciudad, y la oposición, que está para saber qué hace el equipo de gobierno, está en todo su derecho en pedir explicaciones sobre la futura ciudad deportiva, pero lo importante, al final, es lo que decía Lancho: que lo que se haga se quede en Mérida y en su beneficio. Una ciudad deportiva es un logro que todos deseamos que se consiga, venga de donde venga, lo importante es su consecución, y antes de que se realice, que se pidan explicaciones de como se consiguió, pero lograrlo es algo que todo emeritense desea, naturalmente dentro de la legalidad, porque de otra manera es difícil hacerla.