Las fiestas patronales de este año se han visto condicionadas por la adversa climatología. El agua y el viento volvieron a aparecer ayer durante los actos organizados en honor a la virgen Santa Eulalia, pero no impidieron que saliera de la Concatedral de Santa María y realizase el recorrido previsto --no como sucedió el lunes-- hasta llegar a su basílica, donde el arzobispo Antonio Montero la definió como "el fruto de una familia católica creyente". Sin embargo, la persistente lluvia sí obligo a cambiar de sitio la pitarra municipal, que se celebró finalmente en los soportales de la plaza de España, junto al ayuntamiento, en lugar de en el obelisco de la Rambla, como estaba fijado.

Pasadas las 11.30 de la mañana, y tras una estela de fieles cargados de ramos de flores --sólo los miembros de la asociación de La Antigua ofrecieron más de 350 ramos-- y después de una salve, la patrona salió de la concatedral, donde había pasado la noche, con menos presencia de fieles que el año pasado. En medio de los aplausos comenzó su procesión, que transcurrió por la plaza de España, calle Santa Eulalia, Puerta de la Villa, Rambla y la basílica, donde se ofreció la eucaristía solemne a cargo del arzobispo de la diócesis de Mérida-Badajoz, Antonio Montero.

El cielo respetó el recorrido y la lluvia apareció con fuerza cuando la santa terminó de procesionarse. Una vez dentro de la basílica, el arzobispo recordó la historia de la Mártir, a la que calificó como "el fruto de una familia católica creyente", y aludió a la situación de los jóvenes en referencia a lo que vivió la santa entonces y lo que sucede hoy, "que no es que sean imprudentes", explicó, sino "que la educación en valores que tuvo Santa Eulalia no es la que tienen los jóvenes de hoy", aclaró.

MIGAS Y VINO

Después de la misa, algunos vecinos se trasladaron junto a las puertas del ayuntamiento donde, a cubierto, el alcalde Pedro Acedo, acompañado por el presidente del PP extremeño, Carlos Floriano, abrió la tradicional pitarra municipal, para que unas 200 personas concentradas allí degustaran migas y vino.

Por la tarde, un concierto de los alumnos del conservatorio en el centro cultural Alcazaba, puso fin a las fiestas patronales de este año.