Los caballeros dedican en los comienzos del año 1905 sus artículos y poemas a las más conocidas jóvenes del Mérida como Enrique Salanava a Eduvigis Aretio en el artículo Reveses del amor o Antonio Garfia "para la señorita Ana Finch" el artículo Amanecer , y a esta misma joven el poeta Manuel Monterey le dedica un largo poema.

Las jóvenes de 1905 deseaban implicarse en la vida social e intentaban por todos los medios, sin conseguirlo, entrar a participar en la vida social emeritense, pero tenían que pasar muchos años, se limitaban a escribir algunos artículos o participar en hacer suscripciones para ayudar a los necesitados, en la vida política ni se les ocurría.

EL BANQUETE Celebraron en Mérida la Asociación general de los empleados y obreros de los ferrocarriles de España el 17º aniversario de esta institución. Se venía haciendo cada año y fueron invitados el exinspector del movimiento Antonio Vicente y los cualificados empleados Emilio Adelante, Antonio Vicente y Santiago Salanava. Sirvió el banquete el conocido hostelero, entonces llamado fondista , Francisco Osorio y hubo diversas intervenciones como el delegado de los ferrocarriles Eduardo Cacho y otras muchas como Espinosa, Perosánz, López, Mondejar y Domínguez. Algunos de ellos habían sido delegados en épocas anteriores pero siempre eran invitados a estos acontecimientos que se hacían con relativa frecuencia. Al margen de esa celebración, el ferrocarril en la ciudad era de las instituciones más importantes, la que más obreros tenía y la que más visitas recibía, el ferrocarril en Mérida fue todo un impulso comercial e industrial para la ciudad.

AMIGOS DEL PAIS La Sociedad Económica Amigos del País en Mérida tuvo una sesión que presidió Román García de Blanes para renovar algunos cargos como el de Reformas Sociales, que recayó en Francisco Suárez Miñano, y se admitió como nuevos socios a Juan José González, Antonio Nogales Moreno, Francisco Díaz de Entresoto, Urbano Díez Fernández y Cristobal Tomás Ibáñez. Esta sociedad tenía su ubicación en la calle Santa Eulalia y su actividad social no fue tan efectiva como otras, teniendo como ejemplo el Liceo o el Círculo de Artesanos donde tenían sus propios cuadros de teatro, sus actividades culturales, recibían clase los hijos de lo socios, se daban conferencias, conciertos y se celebraban exposiciones. El Círculo Emeritense era más sede social de reuniones pero sin actividad cultural digna de mención.

ENFERMEDADES Hace cien años las enfermedades más comunes, algunas mortales, como la tuberculosis, se conocen a través de los anuncios que se publicaban en los periódicos, siendo las más comunes las fiebres palúdicas, cuartanas o cotidianas (calenturas que se tenían de cuatro en cuatro días, las había doble que eran cada dos, con el intervalo de uno) y las tercianas. Los boticarios de la época, como las farmacias de Yustas y Valverde, anunciaban las pastillas o píldoras para el desgano, convalecencia de enfermedades graves, debilidad general por enfermedad, vejez o excesos. Cada caja de las píldoras Yustas costaba 2,50 pesetas y las preparaban los propios farmacéuticos, así como todo lo que recetara el médico, ya fuera en pomadas, emulsiones, cápsulas, jarabes y soluciones.

PUBLICIDAD Las industrias y comercios que más se anunciaban en 1905 era el ´Bazar Camerano´ que era de la familia García de Vinuesa; el comercio de ultramarinos ´La Verdad´ de Tomás Lancho; la ferretería ´El candado´ de los hermanos Pérez Lucio; la fábrica de mosaicos hidráulicos premiada con la medalla de oro en la exposición universal de Alejandría de Paulino Doncel; la zapatería de José Sudón; la central eléctrica que se encontraba en la calle El Puente; los almacenes de maderas de Pí y Fernández; el dentista Pulido y las farmacias de Yutas y Valverde con el colegios Santa Ana. Así era Mérida en enero de 1905.